Varios militares, enfundados en trajes negros, se mueven con un bote en una zona acuática y proceden a afianzarlo en una estructura metálica. Curiosamente, y contra lo que es más clásico, lo sitúan sobre la parte de proa de la cubierta de un submarino para realizar una simulación que forma parte de uno de los realistas e intensos ejercicios de adiestramiento que les caracterizan. La maniobra, de aproximación, anclaje y salida del lugar la repiten varias veces, aprovechando la disposición de la nave.
Tactical Online ha estado en un ejercicio de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), la élite de Operaciones Especiales (OEs) de la Armada española, en el que ha estado también involucrada una nave que es única, el submarino S-71 “Galerna” que a día de hoy es el único de los de su tipo que se mantiene operativo dentro de las estructuras de la Flota española.
Ambos, han trabajado conjuntamente demostrando ciertas sinergias operativas por la que las tropas de OEs aprovechan las capacidades de discreción del sumergible que le permiten navegar bajo el agua sin ser detectado para aproximarse a un punto de interés desde el que militares especialmente adiestrados iniciarán su propia misión en benefició de un reconocimiento especial o de una acción directa sobre una instalación naval, costera o localizada en la profundidad del territorio del adversario.
Adiestramiento realista
La práctica a la que hemos asistido, y de la que les acompañamos de imágenes que precisan lo que aconteció en la misma, tuvo dos protagonistas claros. El “Galerna” entró en servicio en la Armada en fecha tan lejana como el 21 de enero de 1983, lo que hace que lleve cuatro décadas en activo demostrando las buenas cualidades que los diseñadores franceses aplicaron cuando, en la década de los setenta, lo concibieron. Se fabrico bajo licencia en las instalaciones que la entonces Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares -hoy Navantia- tiene en la ciudad de Cartagena, el mismo lugar en el que hoy se están produciendo – con numerosos retrasos y sobrecostes- los S-81 Plus del tipo “Isaac Peral” que serán su relevo.
Podría parecer que la edad del S-71, y detalles como que es el único que sobrevive a los cuatro de su tipo que ha tenido en servicio la Flotilla de Submarinos (FLOSUB) de la Armada, hace de él un navío obsoleto, pero no es así. Durante 2022 el “Galerna” fue sometido a su quinta Gran Carena -hasta ese momento sólo estaba autorizado por la autoridad de diseño gala hacer cuatro de estas intervenciones- que supuso su desmontaje que es especialmente laborioso contando que son unos 15.000 los elementos que conforman este navío, la revisión y sustitución de los componentes que presentaban problemas, el montaje de todo el conjunto de nuevo y la realización de las pertinentes pruebas de puerto y de mar para comprobar que era seguro y operativo; en esas intervenciones, que en el caso que nos ocupa se desarrollaron durante cinco años y supuso la inversión de nada menos que 43,26 millones de euros -la partida la aprobó el Consejo de Ministros en una reunión de diciembre e 2017-, no se toca el casco resistente de la nave, aunque se revisa de forma concienzuda comprobando espesores de materiales o su estado para comprobar fisuras visibles o imperceptibles a simple vista.
La actuación de Navantia en el S-71 va a permitir que pueda navegar hasta, previsiblemente, 2027 o 2028, una fecha en la que ya habrá disponibles y operativos al menos dos de los S-80 Plus. Sobre las características de los del tipo “Galerna” comentaros detalles como que tienen una longitud -eslora- de 67,9 metros, desplazan unas 1.750 toneladas en inmersión, cuentan con una planta que incluye dos motores diesel que alimentan de electricidad al motor eléctrico principal y las baterías que permiten la navegación discreta sin que los primeros estén encendidos, y son capaces de obtener una velocidad máxima de unos 20 nudos en inmersión, siendo también relevante su autonomía para poder realizar patrullas de hasta 45 días en las que su autonomía le permitiría realizar un periplo de unas 9.000 millas.
En el caso que nos ocupa, no es relevante el hecho de que incorpore cuatro tubos lanzatorpedos a proa desde los que disparar tanto torpedos como depositar minas, pero sí el hecho de que esté preparado para el transporte de Equipos Operativos (EOs) de buceadores de combate que aprovechen la plataforma en beneficio de sus tránsitos.
Inserción y extracción
Los ejercicios en los que participó el “Galerna” proporcionan el mejor adiestramiento a aquellos que son también protagonistas de la práctica que aquí os detallamos, en este caso los militares de uno de los seis estoles de la FGNE liderados por el capitán de Infantería de Marina que es su actual Jefe.
El grupo se preparó para la realización del ejercicio, que la ocasión descrita era diurno pero también lo realizan en el arco de horas nocturno que inciden más aún en evitar que su presencia pueda ser detectada por terceros. El personal se equipó en tierra para la ocasión con trajes secos estancos que suelen situar encima de la uniformidad normal y están sellados de forma que tanto el agua que puedan recibir de una ola cuando están en una embarcación o cuando entran en el mar no les moje. Cuentan con unas botas específicas que forman parte del conjunto, en su cadera sitúan un cinturón en el que cuelgan las aletas o elementos que puedan requerir para la tarea, sobre el torso fijan un chaleco portaequipo ligero y robusto en el que llevar a mano aquello que pueda ser pertinente emplear de forma inmediata -por ejemplo, cargadores del arma principal-, a mano tienen su fusil de asalto que para las prácticas es un modelo simulado realizado en plástico macizo y la cabeza la protegen con un casco balístico compacto o con uno clásico de fibra tipo Pro-tec.
Embarcaron, llevando con ellos unas bolsas estancas de más de un metro de longitud donde tenían diverso material que quedaba al abrigo de salpicaduras o inmersiones accidentales o voluntarias, en una de las potentes lanchas fueraborda de la Unidad de Embarcaciones (UEMB) de la propia FGNE. La lancha, un modelo MilPro de Zodiac, incorpora una consola adelantada donde viajan los dos militares de esta última que la patronean, cuentan a popa con un soporte elevado que incluye un radar de navegación, incorporan dos robustos soportes verticales con anclajes donde fijar diferentes modelos de ametralladoras o lanzagranadas automáticos, cuentan con dos filas de asientos donde pueden viajar de forma segura un total de ocho operadores de GNE, se propulsan con dos potentes motores fueraborda que la impulsan a velocidades superiores a los cuarenta nudos y cuentan con un casco de fibra con un flotador de goma que es idóneo para lo que se pretende.
En este caso se acompañaron también de una lancha más compacta, una Zodiac neumática más pequeña que la anterior impulsada por un único fuera borda Yamaha de 25 caballos, que emplearon, como os explicaremos, en la parte final de su tránsito.
Ambas embarcaciones salieron desde la Estación Naval de La Algameca, donde tiene su sede la UEMB y están los pantalanes de atraque desde los que se inician buena parte de las prácticas de agua de la FGNE, que tienen un tránsito hacia mar abierto. El objetivo, que no era fácil, era reunirse en una zona pre acordada con el S-71, un desplazamiento en el que, curiosamente, también vimos a lo lejos al novedoso S-81 “Isaac Peral” que se encuentra realizando su último periodo de pruebas previo al alta como nave operativa en la Armada.
Cuando nos aproximábamos al área prevista, algunos operadores intensificaron la búsqueda de la nave que, incidiendo en lo que sería una operación real, navegaba en inmersión. Después de un rato localizaron el fino periscopio de ataque que emergía poco más de un metro sobre la superficie -el sumergible navega entonces a una cota de unos 10 m- y nos dirigimos hacia él, haciendo uso de un equipo de comunicaciones portátil y cifrado que facilita este tipo de enlaces clásicos en el espectro militar.
La nave emergió y dejo ver su imponente silueta de tono negro que, pese a los años que tiene, sigue siendo sumamente vistoso. Los operadores de la FGNE pasaron de la lancha más grande a la más pequeña y se aproximaron al objetivo, un transito que hicieron a la par que el submarino llenaba un poco sus anques de lastre para que su casco permaneciese dentro del agua.
La lancha se acercó a la parte delantera de la vela. En ese momento algunos hombres saltaron sobre la parte proel del submarino y afianzaron la lancha, emergiendo la nave de forma que esta última quedaba fuera del agua. Ese procedimiento permitiría desinflarla y trincarla en cubierta, desmontar el motor e introducirlo en el interior, y dejar que las personas pudiesen entrar en sumergible para iniciar así un tránsito en inmersión hasta otro punto. La inserción, como se denominaría a este último, sería previa a la infiltración para poder abordar la costa; se aproximarían, seguramente de noche para evitar su localización, la nave saldría al exterior parcialmente y repetirían el proceso a la inversa, inflando la lancha, colocando el flotador e iniciando el avance del grupo por sus propios medios.
Se trata de un procedimiento que se conoce en el argot como cubierta húmeda y que en el caso que nos ocupa repitieron varias veces porque de lo que se trataba era de que el personal se ejercitase en los protocolos propios de la misma para coger más soltura y ser más eficaces en su realización real. La cubierta húmeda la complementan con otro procedimiento en el que la lancha, convenientemente plegada y sin aire, se estiba en la cubierta del submarino en puerto, realizando después el tránsito hasta un determinado punto y allí la inflan y proceden al respecto de la misión costera que se les haya podido encomendar.
Señalar que ese mismo día, el estol involucrado en el ejercicio realizó otra práctica que puede serles de interés en determinados casos. Se trata del remolque de la lancha por parte del sumergible, evitándose así que se encienda el motor y se produzca ruido que pueda ser identificado por quienes vigilan un determinado entorno.
Este protocolo implica situar unos elementos de fijación en la zona de la superficie de popa del submarino que incluyen una pequeña boya en su extremo; la nave toma inmersión de forma que sólo sus periscopios y mástiles -por ejemplo el snorkel que permite tomar aire para que funcione el motor diesel- permanecen en el exterior y a la misma se enganchan, con un cabo, quienes viajan en la lancha de forma que al moverse el submarino la lancha es arrastrada hasta un punto en el que se produce el desacople de ambos y pueden seguir por su parte.
Señalar que las espadillas o remos podrían ser usadas para bogar y alcanzar la costa sin generar ruido. En la práctica con el S-71 vimos que también las usaban, siguiendo un protocolo previamente establecido, para efectuar una serie de señales al submarino en inmersión y que éste, que observaba lo que acontecía en superficie por el periscopio, identificase lo que se le requería.
La práctica de la FGNE con el “Galerna” que os hemos presentado en estas páginas es un procedimiento operativo militar propio de las Operaciones Especiales y requiere de unos recursos materiales y personales del más alto nivel y con un elevado grado de especialización. Con esos procedimientos se puede conseguir que los Equipos Operativos de operadores de GNE inicien una aproximación discreta a una zona cercana a la costa y desde allí una infiltración por mar para alcanzar la orilla y desplegar equipos de reconocimiento o equipos de acción directa. Los submarinos también pueden ser idóneos para otros procedimientos, como aquellos en los que el personal, provisto con trajes de buceo especiales y equipos de respiración que incluirían a los novedosos LAR 8000 de circuito cerrado/nitrox recibidos recientemente, abandona el submarino por las exclusas o por los tubos lanzatorpedos, iniciando entonces su infiltración hacia la costa, un buque o un objetivo en el mar –plataforma petrolífera o similar- de forma eficaz, segura y, para lo que buscan, operativamente especialmente rentable.
Agradecer desde estas páginas a los operadores de la FGNE a los que acompañé su predisposición y colaboración. También darles las gracias por su empeño, materializado en quince años de trabajo continuado, en ser una Unidad de Operaciones Especiales puntera que está especialmente adaptada a cometidos que se inicien en la mar o se ejecuten sobre la mar.
Texto: Octavio Díez Cámara© Fotos:Octavio Díez Cámara©
Editor: Andreu Soler