Texto : Javier Galán FotosJavier Galán y B&T

Los supresores para las armas han venido para quedarse. Desde hace décadas, hemos observado como poco a poco, unidad tras unidad, los supresores se han ido incorporando a las armas de combate por múltiples razones.

Inicialmente, los supresores nacieron con la necesidad de reducir lo máximo posible la explosión sónica que produce el proyectil al abandonar el cañón. Primero en Estados Unidos y luego en el resto del mundo, los supresores han ido ocupando su sitio, en Unidades de Operaciones Especiales (OE’s), para luego irse asentando en unidades de carácter más convencional.

En la actualidad los supresores están en uso, en mayor o menor medida, en todos los países de occidente y sus prestaciones son muy superiores a aquellos diseñados ya hace años.

Para que sirve un supresor

Un supresor sirve para reducir tres “huellas” que deja el operador cuando realiza un disparo y, también, para proteger su salud auditiva y la de sus compañeros.

Huella sónica. Al realizar un disparo, un arma efectúa tres sonidos claramente identificables. El primero sería el del proyectil al abandonar la boca de cañón. El estampido generado por los gases calientes y a muy alta presión, debido a la diferencia de tamaño entre el cañón y el exterior, hace que se produzca una explosión sónica, de manera muy parecida que sucede al descorchar una botella de cava. Este es el único sonido que podemos atenuar con un supresor. El segundo es el “boom” sónico que producen las ondas de choque al superar el proyectil la barrera del sonido. Este sonido puede ser anulado utilizando munición subsónica. Y el tercero, sería el propio de los mecanismos del arma: conjunto de disparo, cerrojo, etc.

Huella lumínica. El flash -fogonazo- es producido por los restos de pólvora que conforman el propelente del cartucho cuando se queman en el exterior del cañón. Esta huella es mayor a menor longitud del cañón. Visible a cientos de metros, delata la posición claramente. Además, en operaciones nocturnas, o en interior de edificios o embarcaciones, el flash del disparo “amigo” puede cegar temporalmente la visión nocturna de los compañeros que estén especialmente próximos. Hoy en día, es un factor a tener muy encuenta a la hora de elegir el supresor, tanto o más que el de reducción del sonido.

Huella física. En posiciones de tendido, la onda de presión que se produce en la boca del cañón a cada disparo, y según el calibre y la bocacha del arma, produce un desplazamiento de polvo y/u hojas visible de día a decenas de metros.

Proteger la salud auditiva

Tras más de treinta años de combate moderno, y millones de horas de tiro con los más diversos fusiles de asalto, en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) esta surgiendo el debate sobre la salud auditiva de los militares en general y en espacial de aquellos colectivos más dinámicos en sus entrenamientos con armas de fuego. El trauma acústico es una causa común de hipoacusia. Entre los primeros síntomas podemos encontrar un daño temporal en el umbral auditivo, teniendo la sensación de tener los oídos taponados durante horas. Este aspecto, además de ser grave y perjudicial para la salud, ya que los daños en la audición son acumulativos, es peligroso para la misión. Ya que dejaremos de oír a nuestros compañeros, ruidos que nos pueden alertar sobre un inminente peligro, etc. Los tinnitus -ruidos y zumbidos en el oído- son algo común entre tiradores.

Los picos de presión que superan los 140 dedibelios (dB) producen dolor en el oído. El efecto de un disparo de arma larga es comparable con el que se produce durante 40 horas en un taller o cadena de montaje de una fábrica.

Como decíamos, la perdida de audición es acumulativa, cuantas más veces se exponga al ruido, mayor será el daño. Empezando por los sonidos agudos, y después evolucionando hacia los graves. La coclea es la parte del oído donde se encuentran las células que nos permiten oír –ciliadas-, muy sensibles a ruidos intensos. Estas células pueden dañarse temporalmente por sonidos de alta intensidad, aunque, si el ruido es repetitivo, la lesión se transformará en permanente.

¿Cómo funciona un supresor?

La función de un supresor en un arma es la de cámara intermedia entre el cañón y el exterior. Un supresor de media tiene un volumen de 30 a 50 veces superior al del cañón, por lo que los gases se expanden en el interior, antes de salir, reduciendo el sonido de “POP” o descorche. Además, según la ley de conservación de la energía, en el supresor, se transforma parte de la presión en calor.

Con toda esta información previa,

¿Cómo elijo el mejor supresor para mi unidad?

Para elegir un supresor para la unidad tenemos que tener en cuenta varios factores comunes y algunos particulares. Y con todo ello, buscar la ecuación perfecta, según reducción sónica, lumínica, peso y volumen que necesitemos.

Supresor profesional: Es necesario que sea un supresor “profesional”, surgido de una fábrica donde tengan una dilatada experiencia en su suministro al entorno militar y al policial. En algunos países como Francia, y otros en el norte de Europa, es legal y común utilizar los supresores para la caza. Estos complementos están fabricados para realizar pocos disparos continuados y tener una vida “cómoda”. Es habitual seducir con estos supresores ya que suelen tener un volumen y peso muy inferior. Esto es debido a que ni el alto rendimiento ni la vida útil son tenidos en cuenta en su fabricación. Por lo que el material empleado es de menor rendimiento y menor densidad. Es garantía de éxito ir a una marca con amplia experiencia en supresores profesionales, y que ya esté en uso en multitud de unidades durante los últimos años.

Sistema de armas en que se va a instalar y objetivos tácticos: Es importante saber en que arma se va a instalar ya que es determinante la longitud del cañón. Para la mejor reducción sónica y lumínica es necesario saber este parámetro ya que, a mismo calibre, cuanto más corto es el cañón, mayor es el sonido del disparo y el flash generado en la boca de fuego.

Cuales son los requerimientos tácticos también son factores a tener en cuenta, ya que habrá unidades que quieran reducir el peso ante todo, sacrificando la reducción sónica. Otras, necesitarán la mayor reducción de flash, sacrificando el volumen y peso, etc.

Tipos de supresores

Fundamentalmente existen dos tipos de supresores: de cámaras fijas -monobloque- o de cámaras extraíbles.

Supresores monobloque. Son los más actuales. Se trata, como su nombre indica, de un supresor de cámaras de una sola pieza en su interior, normalmente mecanizado mediante maquina CNC de muy alta precisión. Esto es un gran avance ya que evita las partes móviles, permite diseños mucho más avanzados y hace que el producto final sea mucho más resistente. Vienen sellados, por lo que no permiten su desmontaje -ni lo necesitan- y su limpieza y mantenimiento es mucho más fácil. Además de tener una vida útil superior a los de cámaras extraíbles.

Supresores de cámaras extraíbles. Cuentan con una serie de cámaras, normalmente en forma de conos. Estos deben ser extraídos para su limpieza. Estas piezas móviles, además de su engorro a la hora de limpiar, los ha ido relegando en su fabricación y uso dentro del entorno profesional. Se caracterizan por un rendimiento y una vida útil sustancialmente inferior a los monobloque.

Conclusiones

Después de toda esta información, podríamos concluir que, de manera general, necesitamos un supresor monobloque, de fabricante y fabricación profesional, y que, dependiendo de nuestro sistema de armas y nuestra necesidad cumpla los objetivos que buscamos en el mismo.

Por norma general:

A mayor peso y volumen, mayor reducción sónica y lumínica.

A menor peso y volumen, menor reducción sónica y lumínica.

Luego, dentro de cada fabricante, dispondrá de modelos más orientados a la reducción del sonido y otros más a la reducción del flash.

En esto, y para terminar de liarlo todo, cada fabricante cuenta con diferentes I+D+Experiencia, y puede que, con menor volumen que un fabricante “standard”, consiga una reducción mayor. Es por todo lo apuntado que recomendamos asesorarse de profesionales, probar y probar, y buscar la mejor opción para completar de manera óptima la misión encomendada.

En el próximo número abordaremos mantenimiento, limpieza, fuego automático, temperatura y demás aspectos prácticos.

Texto : Javier Galán FotosJavier Galán y B&T

SIGUE EN LA PARTE 2 SUPRESORES PARTE 2

Este artículo fue originalmente publicado en la Revista Tactical Online Octubre 2020

Tactical Online Octubre 2020