“Un movimiento continuado hacia arriba, atrás, adelante y abajo permite introducir un cartucho Lapua de 170 grains, que permanece junto con otros nueve alojado en el cargador metálico fijado en la culata, en la recámara de un rifle de precisión de cerrojo de origen británico.
Lo empuña un militar del Ejército de Tierra (ET) español que forma parte de un binomio capacitado como tiradores de precisión y con el arma apunta hacia unas casas que se encuentran en la lejanía. Con su óptica diurna busca identificar en las ventanas de una zona de ellas una cara determinada que se le ha presentado, junto a otras más, hace unos minutos. En su búsqueda es apoyado por su compañero que emplea una óptica Leupold de 40 aumentos con el mismo objetivo.
Identifican al sujeto que buscan. El segundo hombre, apoyado en un telémetro láser, realiza una medición rápida para conocer la distancia que le separa del punto objetivo. Quinientos cincuenta metros, dice con voz fuerte y clara. El tirador, con su mano derecha, corrige en la torreta situada en la parte superior del visor, girándola hacia la izquierda, un número preciso de “clicks” en función de unas tablas que lleva a mano adosadas a su brazo pero que conoce bien pues las ha interiorizado en su mente en muchas jornadas de adiestramiento.
Al finalizar, apunta hacia el lugar y abre fuego, produciéndose un disparo sin destello y con poco ruido al llevar fijado en la boca de fuego de su rifle Accuracy AWF (Artic Warfare, Folding) un supresor sónico con, como el arma que empuña, bastantes años de actividad. Grita con fuerza, blanco impactado. Instantes después se oye el ruido producido por el proyectil al chocar y deformarse con la placa metálica en la que está su objetivo. Ambos, recogen el material que llevan consigo y, con diligencia, se trasladan a un punto próximo para realizar una acción de fuego diferente en lo que a su ubicación y condiciones de tiro se refiere.”
Texto: Octavio Díez Cámara© Fotos: Octavio Díez Cámara©
La acción descrita para iniciar estas páginas tuvo lugar el pasado 29 de marzo en un área bastante árida del Centro Nacional de Adiestramiento (CENAD) “San Gregorio” próximo a Zaragoza. El día, con una temperatura que llegó a los 29 grados, estuvo caracterizado por un fuerte viento que sopló a primera hora de la mañana, aunque luego amainó. Cerca de cien efectivos del Ejército de Tierra se encontraban en una de las zonas de ese CENAD, habilitada para realizar con la mejor eficiencia, las acciones que caracterizan a un colectivo poco conocido pero altamente eficaz en sus misiones: los tiradores de precisión.
Se encontraban allí como participantes o auxiliando dentro del 9º Campeonato de Equipos de Tiradores de Precisión del Ejército de Tierra, un evento que suele realizarse con periodicidad anual y que reúne a equipos procedentes de distintas unidades para competir, poner a punto experiencias, desarrollar lecciones aprendidas y fomentar lazos entre personal que realizará cometidos bien distintos de los clásicos a la mayoría de sus compañeros en el ET. Tactical Online ha compartido esa experiencia y os la ofrece de primera mano.
Cinco jornadas intensas
El viernes día 31, sobre las 11.30 de la mañana, tuvo lugar el acto formal que daba fin a esa competición. Los participantes supieron sus puntuaciones, pues lo que cada uno de los equipos iba consiguiendo durante las pruebas era anotado y guardado, de forma que nadie, ni los organizadores, sabían cómo se iba desarrollando el evento.
Al final, teniendo en cuenta la puntuación general final que era el resultado de la suma de las obtenidas por el equipo medio y el equipo pesado que representaban a una determinada Unidad, se alzaron en primer puesto los tiradores de precisión representantes de la Comandancia General de Melilla (COMGEMEL), grupo a los que, por orden de clasificación, siguieron los del Mando de Tropas de Montaña (MTM), la Brigada “Rey Alfonso XIII” II de La Legión (BRILEG), la Comandancia Militar de Baleares (COMGEBAL) con tiradores del Regimiento de Infantería “Palma” nº 47 o los de la Brigada de Infantería (BRI) “Guzmán El Bueno” X llegados desde Córdoba; a esos cinco colectivos, añadir otros procedentes de la BRI “Aragón” I, la Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas (BRIPAC), la BRILAT “Galicia” VII, la BRI “Extremadura” XI o el Regimiento de Caballería “España” 11.
Militares de este último, liderados por el teniente Ruiz Conejo que actuaba como Director Técnico y coordinaba a una treintena de personas, fueron los encargados de intervenir de forma especialmente activa en la preparación de las pruebas, en el seguimiento de los distintos ejercicios o en cometidos de apoyo logístico que fueron necesarios para el transporte, reavituallamiento o municionamiento de los tiradores de precisión y quienes les acompañaban. Cada representación estuvo conformada por un militar encargado, por un binomio actuando como equipo medio y por otro binomio asumiendo las características propias a un equipo pesado.
La clasificación de los que representaban a los primeros tipos de equipo, que participaban con un rifle de cerrojo Accuracy AW/AWF del 7,62x51mm, la encabezó con 3.195,28 puntos la “Galicia” VII a la que siguieron los representantes de la “Almogávares” VI y del Mando de Tropas de Montaña con, respectivamente, 2.799,17 y 2.776,11 puntos. Los dos militares que constituían cada equipo pesado llevaban consigo un potente rifle antimaterial Barrett M95SP del 12,70x99mm, modelo de cerrojo con características “bullpup” al tener una culata corta y la acción situada en la parte trasera de la misma; 4.604,44 puntos consiguió la representación de la COMGEMEL seguida por los soldados de montaña del MTM que consiguieron 4.525 puntos y los paracaidistas de la BRIPAC con 4.487,50.
Sobre los competidores, entre los que este año no estaban algunas unidades que a última hora no pudieron personarse y otras que por su carácter están focalizadas en misiones especialmente exigentes, decir que cada una de las diez unidades participantes envió a la competición a un equipo formado por cinco efectivos. Uno tenía la misión de actuar como Jefe de Equipo, mientras que los otros cuatro se constituyeron en dos binomios.
Con ellos, y aprovechando mochilas especialmente habilitadas para llevar con cierta comodidad rifles de precisión que son pesados y largos, llevaban a mano sus fusiles de asalto tipo G36E del 5,56x45mm, rifles de precisión ligeros basados en el anterior en el que se incluyen modificaciones en lo que a óptica se refiere o detalles con un guardamanos B&T que permite afianzar mejor el bípode, sistemas de medición láser, equipos para conocer la intensidad del viento y otros elementos propios de su especialización militar.
Distintos ejercicios
Las pruebas del 9º Campeonato de Equipos de Tiradores de Precisión del ET fueron cuatro y estuvieron conformadas y desarrolladas intentando, en la medida de lo posible, emular lo que caracteriza a los colectivos allí presentes y que va mucho más allá de lo que es el tiro de precisión con arma larga que también practican otros grupos de deportistas civiles.
En su caso se enfrentan a condicionantes tan complejos como la inserción e infiltración discreta hasta el punto en el que observarán intentando conocer datos de un determinado lugar o espacio para enviarlos, usando equipos radio de salto de frecuencia, hacia el Mando propio y si así se les ordena abrir fuego para neutralizar a un determinado sujeto o destruir un equipo o sistemas concreto que sea de interés para las operaciones en curso. Si su aproximación es compleja, también lo es la exfiltración y la extracción; también, lo sigilosos que deben ser las dos o tres jornadas que pueden permanecer en espera, o las condiciones de frio o cansancio que su despliegue puede requerir.
Estas últimas las simularon haciendo que pusiesen sus manos en un recipiente lleno de cubitos de hielo durante un determinado tiempo, lo que les restaba movilidad y precisión en la regulación de sus ópticas o el manejo del equipo, o realizando ejercicios en los que vestidos y equipados reptaban, realizaban numerosas flexiones o cargaban con varias petacas de combustible llenas de líquido.
El primer día en el CENAD zaragozano, el lunes 27 de marzo, se les concentro en la Base de “San Jorge”, que es la sede de la Brigada “Aragón” I y del “España” 11, para las reuniones previas. Luego fueron trasladados al polígono de “Valdediestro” que se habilitó al finalizar la década pasada y es excelente al contar con un valle que permite abrir fuego a distancias de hasta dos kilómetros, hacerlo sobre objetivos en entornos urbanos o móviles, o situar a los tiradores de precisión en espacios -fortificaciones, túneles, contenedores en varias alturas,…, e incluso un puesto de combate (COP, Combat Outpost) elaborada con material de fortificacicón Hesco Bastion que se rellena con tirra y piedras- que buscan la mejor simulación de lo que pueden encontrarse en el devenir de sus actividades de tiro.
Con posterioridad, tuvieron lugar los entrenamientos y puesta a cero de las armas, pues la altura y temperatura del lugar pueden incidir en pequeñas variaciones respecto de las del punto de partida de los participantes. Durante esa jornada se realizaron ya las primeras pruebas puntuables. Consistieron en ejercicios diurnos a distancias conocidas más cortas, lo que facilita la realización de las regulaciones más precisas en las ópticas de las armas largas. Por la noche, y ya aprovechando las ventajas de los sofisticados intensificadores nocturnos PVS-27 MUNS (Magnum Universal Night Sight), que se sitúan por delante del visor normal para que no varíe el punto de impacto pretendido, tuvo lugar una segunda tanda de ejercicios, también a distancias conocidas pero con blancos más lejanos que esa misma mañana.
El día 28 llegó el turno de las pruebas de tiro a distancias desconocidas, hándicap que requería que el observador, también auxiliado por el tirador si era preceptivo, tomase referencia con sistemas técnicos como equipos de medición láser -los equipos compactos Vectronix Terrapin X de 3 km de alcance fueron usados por la mayoría- para conocer, con la máxima precisión, la distancia que separaba al binomio del objetivo y así introducir las adaptaciones pertinentes en los elementos de puntería. Tened en cuenta que saber la distancia es importante para alcanzar el blanco pretendido al primer impacto, como también lo es conocer la balística del cartucho que se dispara en cada momento o saber la temperatura o el viento ambiental -se usan equipos como los Kestrel-, aspectos estos dos últimos que en el caso del CENAD zaragozano son especialmente cambiantes a lo largo del día o de la noche.
Al día siguiente llegaron las pruebas de tiro que aunaban a los disparos la realización de distintos recorridos y pruebas que buscaban valorar los conocimientos de los participantes como someterlos a un determinado nivel de estrés que dificultase su trabajo. Desplazamientos a la carrera cargando con armas y equipo, reptar simulando que se aproximaban a un determinado punto, subir a estructuras para ubicarse en posiciones de tiro nada convencionales, realizar tandas de flexiones intensas,…, fueron algunos de los ejercicios que incidían en su desgaste físico y psicológico; les vimos también identificar a un determinado sujeto dentro de un grupo situado a una distancia considerable o valorar, desde la lejanía y apoyados con equipos ópticos, si espacios marcados con estacas eran lo suficientemente anchos para que un determinado vehículo de ruedas o blindado pudiese pasar por ellos, pues la aportación de los tiradores de precisión es básica para apoyar a las unidades que acompañan en temas propios de la vigilancia y de la observación.
Las instalaciones de “Valdediestro” fueron especialmente útiles para los ejercicios del último día de competición. Se dedicaron a batir blancos en movimiento, que al desplazarse en uno u otro sentido pueden exigir variaciones en el punto de puntería para compensar la velocidad -la misma a lo largo de un mismo recorrido, pero distinta entre los diferentes ejercicios- y la dirección en la que se mueven. Ejercicios “hold off”, que requieren de la valoración precisa previa de la zona donde están los blancos a alcanzar -cinco para los equipos medios y tres para los pesados- y de la realización de un croquis de los mismos para conocer su ubicación, completaron las pruebas a las que se sometieron los veinte binomios que participaban en el campeonato que tuvo lugar en el CENAD zaragozano.
Ya como apunte final señalar que estas pruebas, recogidas en el Plan General de Apoyo a la Instrucción, Preparación y Evaluación 2023, las organiza la Junta Central de Educación Física y Deportes del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) del ET. El teniente general José Manuel de la Esperanza y Martín-Pinillos de este último apuntó a los participantes que “las pruebas que componen esta disciplina son muestra, en gran medida, de la instrucción militar, de la preparación técnica y del espíritu de equipo. Éste deporte, de práctica exclusiva en el ámbito militar, es un fiel reflejo de nuestras características y virtudes y su generalización en las unidades supone alcanzar un elevado nivel en el grado de instrucción y adiestramiento.”
Texto: Octavio Díez Cámara© Fotos: Octavio Díez Cámara©