Texto: Octavio Díez Cámara ® Fotos: Octavio Díez Cámara ®
Hoy los titulares de las televisiones de todo el mundo se centran en un tema especialmente candente: el coronavirus. Hace pocos meses era la cuestión de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y poco antes el flujo de inmigrantes indocumentados procedentes de distintos países africanos y asiáticos que se movían en todo tipo de embarcaciones desde las costas norteafricanas y de Oriente Medio hacia las europeas.
Sin dejar de banda que el problema migratorio sigue siendo uno de los retos más relevantes que, a medio y largo plazo, van a definir muchas decisiones en la política de la Unión Europea (UE), porque se trata de personas que en muchos casos llegan en unas condiciones límite y después de haber sido maltratados por otros o por mafias, lo que esta claro es que la llegada de inmigrantes no regulada es una situación a la que hacer frente. No valen los “buenismos” con los que determinados líderes políticos han intentado soslayar la problemática en naciones como España y sí una serie de actuaciones -mejor coordinadas- en las que los esfuerzos vayan dirigidos a controlar, encauzar o reducir los efectos de la situación. En Italia han sido determinantes a la hora de dejar acceder a sus puertos a esos colectivos de inmigrantes no legales y lo han hecho gracias a que desde hace años han desplegado una serie de organizaciones de carácter militar y policial que, con un gran despliegue de navíos y aeronaves, buscan el mejor control de lo que son las aguas jurisdiccionales del país y poder actuar, de forma diligente, en tareas como las de vigilancia, salvamento, recuperación de náufragos, patrullaje y otras más; es fácil, cuando uno recorre alguna zona portuaria italiana encontrarse atracados, junto a navíos comerciales o de recreo, flotas significativas de patrulleras de distinto porte y desplazamiento.
Gran capacidad
Buena parte de las mismas, que se suelen mover por mares como el Mediterráneo, Adriático, Jónico o Tirreno y también en lagos como el Maggiore o el Di Garda, pertenecen a la organización a la que vamos a dedicar estas páginas: la Guardia Costera o, como allí la designan, Guardia Costiera. Opera con una gran cantidad de recursos que, como verá el lector en los párrafos siguientes, los convierten en una organización especializada en la vigilancia de las aguas y de la zona litoral, siendo un factor que les define su capacidad para actuar como servicio integral de guardacostas.
Incidiendo más en lo que en la actualidad son les podemos concretar que se trata de una estructura que hereda hoy lo que realizaban, siguiendo lo que establecía el Real Decreto de 20 de julio de 1865, las capitanías portuarias –Capitanerie di porto– para la vigilancia de las actividades marítimas y de otras que se desarrollan en puertos.
Son hoy un Cuerpo especializado dentro de la Marina de Guerra de Italia, la Marina Militare. Pese a esa adscripción que podríamos caracterizar de bélica, y tal como queda patente en su página web pública, tiene también, en lo que son sus competencias civiles, una dependencia organizativa y funcional del Ministerio de las Infraestructuras y del Transporte. Así mismo, mantiene para el caso de que tenga que recurrirse a ellos para resolver catástrofes de todo tipo una segunda dependencia que les liga con los responsables de los ministerios de Medioambiente y de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales.
Lo expuesto, en lo que a pluralidad de órganos para los que pueden tener que trabajar se refiere, les habilita para asumir una serie de competencias que, en primera instancia, definen su carácter. Esas funciones se recogen en el Códice del Ordenamiento Militar que se describe en el Decreto Legislativo de 15 de marzo de 2010, y son ellos los que actúan, dentro del ámbito naval, como Policía Técnico-Administrativa, Judicial y de Control Ambiental.
Entre otros cometidos, actuarán para la salvaguarda de la vida humana en el mar, la seguridad de la navegación y del transporte marítima, la tutela del ambiente marino y de sus ecosistemas, la conducción de las naves mercantes que hagan escala en sus puertos, la vigilancia e inspecciones de los buques -mercantes, de pesca o deportivos- moviéndose por sus aguas jurisdiccionales, la ejecución de cometidos propios a la Policía Marítima, el rescate en el mar (SAR, Search And Rescue), la vigilancia de las actividades de los deportes náuticos, el seguimiento de las actividades pesqueras,…, o velar porque los recursos que extraen estas últimas lleguen a los consumidores en el mejor estado.
Para sus actuaciones en el medio acuático están provistos con un número notable de navíos, pues cuentan con unas 600 embarcaciones de distintas características que operan desde un centenar de instalaciones de territorio continental o de las islas. Dentro de la llamada componente de altura están las cuatro unidades Clase 900 o “Fiorillo” construidas a principios de siglo y caracterizadas por una velocidad punta de treinta y dos nudos y una autonomía de cerca de mil millas; dos tipo “Dattilo” de tipo multirol (OPV, Off-shore Patrol Vessel) de los que el primero -CP 940- entró en servicio en septiembre de 2013 y destacan por sus noventa y cuatro metros de eslora y tres mil seiscientas toneladas de desplazamiento, y veintiséis de las clases 200 y 200/S que se caracterizan por un casco de aluminio que mide 25 m y una configuración tipo AV (Altura Veloce) que las hace especialmente versátiles.
Otro núcleo, con unos setenta navíos, está más especializado en cometidos de búsqueda y rescate, los designados SAR. El grupo incluye veintidós que son de la Clase 300 o “Almiraglio Francese” con casi diecinueve metros de eslora y un flotador que recorre la parte superior de su casco que los hace especialmente resistentes ante vuelcos accidentales; doce de la Clase 600 provistos con un casco de resina de vidrio y una configuración de motor intraborda que les capacita para velocidades punta de cuarenta y tres nudos, y nada menos que noventa y tres ejemplares de la Clase 800 que aglutina varios subtipos.
Las lanchas asignadas a la componente costera son las más compactas de toda la flota e incluyen sesenta y nueve de la Clase 500 que sólo requieren de tres tripulantes y fueron construidas en varios lotes y en diferentes astilleros de Venecia, Gaeta o Taranto; doce de la Clase 700 en las que prima una configuración de casco de resina de vidrio y una planta formada por dos motores Volvo que rinden 330 caballos y las impulsan a cuarenta nudos; doce de la Clase 760 que son una evolución de las anteriores con motores aún más potentes y un casco algo menos eficiente en lo que es su velocidad punta, y cuarenta y cuatro de la Clase 2000 que se corresponden con un diseño Keith Nelson que ha evolucionado a la vez que se iban ordenando los diversos lotes que forman su tipo, siendo las últimas fabricadas en 2008. Junto a las reseñadas se encuentra el componente dedicado a vigilancia pesquera: el “Gregoretti” -el CP 920 de 2014- especializado en cometidos de apoyo y caracterizado por una autonomía cercana a las diez mil millas, cinco buques Clase 400 diferentes en cuanto a su configuración técnico operativa, y veinticuatro lanchas rápidas de la Clase 713 que entraron en servicio en los primeros años de la pasada década y destacan por ser capaces de moverse a velocidades superiores a los cuarenta nudos.
Formando lo que sería el componente litoral hay cincuenta y seis unidades Tipo A que se corresponden con las potentes lanchas Zodiac tipo “Hurricane” de casi diez metros de eslora e impulsión por motores fueraborda, noventa y una tipo B que son algo más compactas que las anteriores y tienen un origen netamente comercial, y ochenta y nueve tipo C que son lanchas multipropósito asignadas a cometidos de vigilancia en época estival y vigilancia de las zonas costeras y de baño. Junto a todos esos grupos opera la componente logística y auxiliar en la que se encuentran tres Clase 450 -especializadas en actuaciones de ambulancia entre las islas menores de la Campania que es un área próxima a Nápoles donde las condiciones del estado del mar pueden ser especialmente adversas en determinados momentos- y diecinueve unidades Tipo L en la que se engloban diferentes tipos de lanchas, algunas con casco de madera, que no pueden ser agrupadas en subtipos concretos. Resaltar el que en los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo económico para asumir diferentes programas que han derivado en una adecuada potenciación de lo que es el componente naval de este Cuerpo, actuación impulsada ya por la Ley de 30 de noviembre de 1998 y otras posteriores que han permitido adquirir nuevos navíos.
Más detalles
La Guardia Costera italiana opera con otros recursos. Uno se engloba en la Unidad de Medios Aéreos que, de acuerdo con lo apuntado en la Ley 979/82, está a disposición de la defensa del mar. Comenzó a organizarse en 1988 con la incorporación de cuatro aviones Piaggio P-166 DL3 “Orca” en la versión SEM (Sorveglianza Ecologica Marittima) de vigilancia ecológica y marítima, aunque ha evolucionado mucho en estas últimas tres décadas con distintos modelos de aviones y helicópteros. Dentro de los de este último tipo operan con catorce de los novedosos Agusta Westland 139 CP “Nemo”. Entre los de ala fija, vuelan un Piaggio 180 “Avanti” II asignado a operaciones de patrulla de medio radio de acción y tres bimotores ATR-42MP -uno de la serie 420 y dos del tipo 500 “Manta”- que les capacitan para vigilancias a distancias medias y largas.
Esos medios están asignados al 1er Núcleo Aéreo de la Guardia Costera (NAGC) que trabaja bajo la dependencia de la Dirección Marítima de Génova y despliega en Sarzana-Luni (La Spezia), al 2º NAGC asentado en una Base de Catania y al 3er NAGC de Pescara-Fontanelle para poder cubrir la zona del Adriático. Complementariamente, es importante señalar que para que se lleven a cabo los cometidos que les son propioss se apoyan en una serie de tecnologías novedosas que incluyen al sistema VTS (Vessel Traffic Service) que comprende una serie de transponedores en los navíos para que a través de enlaces por satélite y comunicaciones en VHF (Very High Frequency) estén monitorizados en continuidad y se pueda saber donde se encuentran en todo momento. Forma parte de la Red AIS (Automatic Identification System) que centraliza las informaciones recibidas y otras que consiguen gracias al sistema móvil y fijo que comprende estaciones radar PMC (Postazione Mobile Carrata), situadas en camiones 4×4 para poderlas llevar a donde se necesite, y estaciones fijas, también equipadas con radares y otros sensores.
La actividad que les ha sido asignada requiere de unos medios humanos especialmente amplios y llaman mucho la atención por su novedad, número o capacidades. Son unos once mil los hombres y mujeres -oficiales, suboficiales, graduados y militares de tropa- asignados en la actualidad a una estructura orgánica establecida para poder desarrollar su actividad en las costas de todo el territorio insular y peninsular italiano. Lo hacen a través de quince direcciones marítimas (DIREZIONEMARE, Direzioni Marittime) que atienden a otros tantos centros secundarios de socorro (MRSC, Maritime Rescue Sub Centre) que cubren cometidos SAR en esas mismas áreas, cincuenta y cinco capitanías portuarias (COMPAMARE, Compartimenti Marittimi-Capitanerie di Porto), cincuenta y una oficinas marítimas (CIRCOMARE, Uffici Circondariali Marittimi), ciento veintiocho oficios marítimos locales (LOCAMARE, Uffici Locali Marittimi) y sesenta y una delegaciones (DELEMARE, Delegazioni di Spiaggia), que hace que tengan representaciones en las poblaciones más pequeñas o en las ciudades más grandes, destacando por su amplitud aquellos que despliegan en Catania, Nápoles o Messina.
Ese amplio despliegue estructural está coordinado y dirigido desde un Mando General (MARICOGECAP, Comando Generale del Corpo delle Capitanerie di Porto) localizado en Roma. Tiene como máximo responsable a un Comandante General.
Para acabar, decirles que los medios materiales operados por la Guardia Costiera italiana son especialmente amplios en número y los podemos calificar, tras haber analizado su entidad de forma somera, como especialmente adaptados para lo que de ellos se demanda y ofrecer a la ciudadanía una rápida respuesta ante determinados sucesos, incidentes o accidentes. Las unidades navales y aéreas apuntadas son complementadas con motos de agua como las L20 para dos personas, turismos tipo Fiat “Panda” para los desplazamientos entre los locales y los navíos, y una flota de vehículos de todo tipo que suma novecientos ejemplares de tipología especialmente variada. Algunos, así cono naves, pueden operar junto a unidades de buceadores propias -los Nuclei Subacquei– de las que, organizados sobre la base de un núcleo profesional que incluye cinco enfermeros especializados en fisiopatologías propias del entorno submarino y cincuenta y siete buzos, se mantienen activos tres en Messina, Cagliari y Génova.
Texto: Octavio Díaz Cámara ® Fotos: Octavio Díaz Cámara ®
Este artículo fué publicado en el número de la Revista Táctical Online Marzo 2020.