Texto: Octavio Díez Cámara ® Fotos: Octavio Díez Cámara ® EMAD, Armada, MDE.es
El Ejército de Tierra (ET) español se encuentra inmerso en una ambiciosa planificación a futuro para transformar sus estructuras dentro de lo que se conoce como “Ejercito 2035”, aunque la crisis actual derivada del coronavirus seguramente influirá de forma negativa en esa voluntad. Se trataría de implementar capacidades, renovar estructuras, añadir nuevos medios,…, de forma que se pueda organizar una capacidad de respuesta con la que actuar contra amenazas conocidas y contra otras que, de diferente carácter, puedan llegar en un futuro.
Dentro de ese ambicioso plan de transformación se incluye a las diferentes armas. En Artillería, se plantean, entre otras hipótesis a medio y largo plazo, la renovación de algunos sistemas antiaéreos o la llegada de los ansiados lanzacohetes móviles de gran calibre En la parte de campaña, donde se han adquirido diferentes tipos de obuses de 105 y 155 milímetros que han ido entrando en servicio en las últimas décadas, la situación parece que no está especialmente mal tras haberse activado en fechas recientes la compra de modernas municiones de tipo convencional y guiadas, aunque algunos ya opinan que sería conveniente evolucionar parte de las piezas hacia un concepto móvil en un afuste sobre la zona de carga de vehículos ligeros o camiones -en función del peso del conjunto- para incidir en una mejor movilidad y en una mayor capacidad de desplazamiento para evitar las acciones de contrabatería, pues en las próximas décadas habrá numerosos sistemas aéreos optimizados para actuar de forma precisa contra los sistemas terrestres generadores de fuego; incluso, desde el ET apostarían por renovar la capacidad autopropulsada con un modelo basado en un blindado de ruedas, aunque una opción oruga aprovechando algún chasis ya en uso convenientemente modificado no estaría del todo mal.

Ámbito específico
Dejando de lado buena parte de los aspectos comentados en nuestra introducción, por lo menos hasta que podamos abordar algunas explicaciones específicas sobre ellos que puedan ser interesantes para nuestros lectores, en estas páginas vamos a centrarnos en un análisis sobre lo que es la capacidad de Artillería de Costa. Se trata de un entorno que nos es propio, pues España tiene muchísimas rodeando su perímetro y contamos con dos archipiélagos que también cabría proteger, siendo hoy clave todo aquello relacionado con las operaciones en el entorno litoral.
La situación ha ido evolucionando a la vez que el ET, que es el principal valedor del concepto de fuegos propiamente dicho -la Armada tiene responsabilidades navales y el Ejército del Aire podría actuar contra buques en superficie y submarinos que pudiesen intentar algún acto hostil cerca de nuestro territorio-, porque se han sucedido distintos planes de transformación y reestructuración -no olvidar a META, RETO, NORTE,…- que han ido eliminando capacidades que se tenían a la vez que han propiciado una reducción sustancial de los efectivos terrestres. En buena medida, y dado que unos se han sucedido a otros sin llegar a implementarse en su totalidad, lo que se ha hecho es ir actuando de forma más o menos diligente para adaptar las capacidades a los tiempos y a los recursos disponibles.

En ese sentido, y como punto angular de partida en lo que es su vertiente más histórica, les podemos decir que en los primeros años del siglo XX surgieron diversos planes de artillado costero del litoral español. En 1926 se aprobó la compra a Gran Bretaña de dieciocho piezas Vickers de 381/45 mm -curioso es que su vida útil era de sólo 350 disparos con carga de combate- y la incorporación, parte de ellas compradas también a ellos y otras cincuenta y cuatro construidas por la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), de un gran numero de las de Vickers 152/50mm. Se obtuvieron también otras dieciséis Vickers-Amstrong de 305/50mm procedentes de los acorazados “España” y “Jaime I”. Todas ellas, junto a otras que ya se tenían e incluían a los obuses Ordóñez de 240/16mm y piezas obtenidas de otros ámbitos, pasaron a ser situadas en asentamientos costeros para proteger lugares como las bases navales de Ferrol, Cádiz, Las Palmas y Cartagena; la Estación Naval de Mahón; las plazas norteafricanas de Ceuta -una docena de baterías en diversos emplazamientos- y Melilla; diferentes puertos y habías en la península y archipiélagos que eran consideradas estratégicas e incluían despliegues en Barcelona, Huelva, Almería, Rosas, Bilbao, Santander o Valencia, y como punto significativo la zona del Estrecho y Campo de Gibraltar por la que transitaban numerosas vías marítimas de mercancías y naves militares de diferentes naciones.

Con el paso de los años, se fueron desactivando muchas de las baterías y las piezas -algunas fijas en afustes camuflados las pueden ver en imágenes que acompañan estas páginas- se convirtieron en material de museo e incluso algunas de ellas son hoy visitables. Se mantuvo organizada hasta mediados de los ochenta del siglo pasado la Brigada de Artillería del Estrecho (BRARTE) que incluía dos regimientos y se creó en 1965, aunque sería modificada su estructura en 1979. A su disolución se creó el Mando de Artillería de Costa del Estrecho (MACTAE) en el que se incluía Cuartel General, Unidad de Transmisiones y los regimientos de Artillería de Costa (RACTA) nº4 y nº5, dependiendo de ellos, desde el punto de vista táctico, el Grupo (GACTA) situado en Ceuta. En su seno se incluían al Centro de Operaciones del MACTAE (COMACTAE) localizado en un bunker subterráneo en “El Bujeo” (Tarifa), varios Centros de Artillería de Costa (COACTA’s) y cuatro GACTA’s con montajes simples de 381/45mm y simples y dobles de 305/50mm y de 152/50mm que se repartían por las baterías de “Punta Camarinal”, “Paloma Alta”, “Paloma Baja”, “Camorro”, “Palmera”, “Cascabel”, “Vigía”, “Punta Acebuche”, “Punta Mala”, “Guadiaro”, “Punta Blanca” o “Monte Hacho”.; ese despliegue artillero fijo se completaba con asentamientos para direcciones de tiro (DT), como las “Costilla” o las cinco radáricas de origen sueco Philips 9KA410 fabricadas bajo licencia por INISEL, y otros sistemas de captación y puntería -respectivamente los radares Marconi RX80 E12 y Raytheon Arpa 3425/9X-U o las calculadoras mecánicas López Palomo y Barr&Stround, que incidían en una mejor precisión en las acciones de fuego.

En los primeros años de este siglo el MACTAE pasó a denominarse como MACTA. Se reciben poco después nuevos obuses de 155/52 milímetros con los que se constituye el Grupo de Costa Móvil y se inicia un proceso por el que se van abandonando las baterías fijas, disolviendo los grupos artilleros y, siguiendo lo establecido en la Norma 04/09 de Adaptaciones Orgánicas que entró en vigor a principios de 2010, hasta desaparece el Cuartel General del MACTA y su Grupo de Localización e Identificación (GRULI).
La transformación del ET implementada sobre todo en la década pasada ha llevado a que en el momento de escribir estas páginas todo el despliegue reseñado no sea nada más que parte de la historia, aunque algunos asentamientos y piezas están en su ubicación sin recibir mantenimientos ni cuidados. Se decidió, para hacer frente a lo que eran las necesidades previstas en el siglo XXI y atender también a algunos compromisos internacionales que pudiesen surgir dentro del ámbito de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), mantener sólo activo el RACTA nº 4 que se asienta en las instalaciones militares de “Camposoto” cerca de la gaditana San Fernando.

Potencial actual
De esa Unidad, les podemos comentar que se ha ido manteniendo especialmente activa en los últimos años y que realiza sus adiestramientos focalizándolos en los diversos cometidos que tienen asignados. De un lado, por tratarse de uno de los elementos orgánicos del Mando de Artillería de Campaña (MACA) con Cuartel General en la Base “Conde de Gazola” en el Ferral de Bernesga (San Andrés de Rabanedo, León), les corresponde llevar a cabo acciones de fuego que apoyen y protejan al resto de las fuerzas terrestres del ET, requiriéndose que sus disparos precisos, potentes y profundos se realicen en beneficio de la maniobra que esté en curso y que generalmente se inscribirá tanto en acciones de guerra convencional como en combates que se deriven de enfrentamientos tanto híbridos como asimétricos. De otro, por los medios que tienen asignados, y por la ubicación más natural donde se les despliega, se encargan de constituir un elemento imprescindible dentro del marco conjunto/combinado para actuar diligentemente en lo que es la defensa costera del litoral peninsular e insular, concentrándose sobre todo en la zona del Estrecho de Gibraltar pero pudiendo actuar en otros lugares; esa capacidad de movilidad, que en su caso es tanto táctica como estratégica, les permitiría conformar unidades de artilleras móviles que podrían enviarse a otros escenarios y lugares para participar en aquellos planes operativos que se determinen buscando una mejor defensa de zonas o puntos costeros.
Sobre el RACTA nº 4, que como ha visto el lector tiene unas misiones de lo más variado, apuntar que en “Camposoto” se encuentra la Jefatura del Regimiento y la mayoría de sus unidades de fuego o de apoyo y mantenimiento, despliegue que se completa con dos destacamentos ciertamente alejados de San Fernando. En la también gaditana Tarifa, separada de la anterior por unos noventa kilómetros que pueden recorrerse en una hora por carretera, se mantienen operativos los acuartelamientos de “Punta Camarinal”, donde se suele desplegar a la Batería de Localización e Identificación de Objetivos (BLIO), y “El Bujeo”, encontrándose en este último el bunker que acoge el Centro de Operaciones evolucionado del seguimiento y control originario del MACTAE -está protegido de forma que resiste a explosiones nucleares que puedan producirse en sus inmediaciones e incluye grupos electrógenos para ser autónomo-; sus medios los completan con la Sección de Transmisiones provista tanto de estaciones de transmisiones: las “Rioja” con tres equipos de radioenlace por estación para asumir distancias de hasta 40 km, “Extremadura” que facilitan la integración con la Red Básica de Área (RBA) y otras redes, las “Hércules” que dan servicios al Puesto de Mando- y los medios del Sistema Militar de Telecomunicaciones e Información que incluyen los equipos satélite de altas prestaciones TLB-50 IP.

La estructura del regimiento, que pasó a depender del MACTA el 1 de enero de 2010, incluye, además de algunos elementos ya reseñados en el párrafo anterior, un Mando que ostenta un coronel e incluye una Plana Mayor de Mando (PLMM) para auxiliarle en sus funciones, una Batería de PLM, una Batería de Servicios con varias secciones y tres baterías de obuses con seis piezas en dos secciones y una DT cada una que constituyen el GACTA I/4. Operativamente hablando, esos elementos apuntados, junto a otros más, se pueden constituir, desde el año 2015 y tras publicarse una Directiva específica del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), en lo que se conoce como Unidad de Defensa de Artillería de Costa (UDACTA), aunque desde 2007 ya se había comenzado a trabajar ese concepto en el contexto del Plan de Disponibilidad (PLDISP) del ET.
Esta última Unidad se trata de una organización operativa con capacidades para tener un grado de disponibilidad elevado y proceder a la defensa costera móvil, incluir potencial para explorar y adquirir objetivos navales, tener capacidad de identificación de los anteriores y poder batir simultáneamente a dos de ellos. Por lo señalado, está liderada por un comandante e incluyendo unos ciento veinte efectivos que se reparten entre un núcleo de Mando y Control, un Núcleo de Fuego que incluye dos secciones a dos piezas cada una -pueden generar hasta treinta disparos por objetivo en un minuto-, un Núcleo de Sensores asociados a cometidos ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquistion and Reconnaissance), un Núcleo de Apoyo Logístico con equipos móviles asignados a las tareas de mantenimiento -especialidades de automoción, electrónica, telecomunicaciones, informática y armamento- y abastecimiento, y un Núcleo de Protección de entidad compañía que suele ser aportado por unidades de Fuerza Terrestre (FUTER).

En esa estructura, atendiendo a los diferentes cometidos y funciones de cada uno de sus elementos, se incluyen materiales que son tanto artilleros como de vigilancia y seguimiento. Entre los primeros se incluyen dieciocho obuses 155/52mm APU SBT-1 fabricados por la Empresa Nacional Santa Bárbara -el prototipo se montó con tubo originario de la germana Rheinmetall y usando un diseño/planos en los que se aprovecharon trabajos previos de la compañía SITECSA-. Estas piezas, de las cuáles las primeras cuatro se recibieron en 2001 tras aplicar los programas de Investigación y Desarrollo llamados “Grupo de Costa Móvil” y “Dirección de Tiro Móvil” y el resto durante la segunda mitad de la pasada década -se completó su recepción en 2009-, son remolcadas por camiones tractores Iveco M.250.37WM en la que se transporta también la dotación de seis a ocho personas y un total de dieciséis proyectiles para realizar los primeros fuegos, aunque incorporan también una unidad de potencia auxiliar y elementos de control para facilitar su movimiento autónomo, a unos 15 km/h, en beneficio del cambio de asentamiento. Este obús pesa unas 13 toneladas, tiene un alcance efectivo con munición asistida de unos cuarenta km y un ritmo máximo de diez disparos por minuto, y han sido modernizados para dar lugar a la variante V07 que incluye un ordenador rugerizado con el software SB-CDU que incluye partes específicas para fuego costero.

Dentro de los segundos, destinados a acciones de vigilancia y seguimiento, destacan sus contenedores estandarizados, para facilitar así su movimiento por vía aérea o en las plataformas habilitadas en camiones de configuración 4×4 y 6×6, que se han transformado para cumplir varios cometidos. Unos, designados RAE (Radar de Exploración), se encargan de misiones de adquisición y exploración por lo que incluyen un radar que permite el seguimiento automático de múltiples objetivos y la integración de ellos como trazas gracias a un sistema “Hércules” de Mando y Control. Otros están configurados como Puesto de Observación Móvil (POMO) gracias a un pedestal optrónico elevable que incluye cámaras de televisión diurnas con un zoom de 62x y cámaras infrarrojas que permiten la vigilancia de noche o en condiciones meteorológicas adversas de objetivos situados a distancias de hasta 20 km. Los hay también habilitados como Puesto de Mando de Batería, por lo que incluyen sofisticados equipos y antenas para facilitar las comunicaciones y elementos de presentación de trazas para la toma de decisiones. Importantes son aquellos que se sitúan próximos, usualmente bajo redes miméticas para dificultar su localización, formando el Centro de Operaciones de Grupo de Costa (COACTA) que se encarga de centralizar, valorar y difundir información para así identificar a los objetivos y asignarlos a las diferentes baterías que conformen un determinado despliegue. Por último, se dispone de otros especialmente válidos que son las direcciones de tiro del tipo 9KA-410 provistas con un radar de vigilancia optimizado para alcances superiores a los cien kilómetros y complementado con un conjunto sensor que incluye cámara de televisión diurna, cámara infrarroja y un medidor láser para distancias de hasta 40 km, conjunto controlado por varios operadores situados en una consola de gestión y tres más de presentación; a mediados de la década pasada se había transformado a móvil una de las cinco existentes, cifra que no tenemos constancia oficial de que haya crecido.

Para acabar, señalar que dentro del concepto A2/AD (Anti-access/area denial) ahora tan en boga, se han previsto cambios en la Artillería del ET que en lo que nos ocupa en estas páginas implicarán asumir un reto a corto plazo, el de proceder a sustituir el sistema de Mando y Control “Hércules” por algún derivado del SCOMBA (Sistema de Combate de la Armada), y otro a medio plazo que incluiría la tan esperada -varios estudios y programas que no vieron la luz hablaban de baterías equipadas primero con misiles como los “Exocet” y después con los “Harpoon”- compra de baterías de misiles antibuque con las que incrementar el alcance, precisión y potencia de las acciones de fuego. Como colofón, comentar que entre los días 3 y 7 de junio del año pasado se evaluó y certificó a la UDACTA II/19 en un ejercicio ambientado en un escenario similar al de la Operación “Atalanta” que se lleva a cabo en la zona del Índico con medios bien distintos a los artilleros.







Texto: Octavio Díaz Cámara ® Fotos: Octavio Díaz Cámara ® EMAD, Armada, MDE.es
Este artículo se publicó en el número de la Revista Táctical Online de Mayo 2020
