Texto: Octavio Díez Cámara© Fotos: Octavio Díez Cámara© y MD Rusia
Han pasado ya varios meses desde que se inició la invasión de Ucrania por parte de Rusia y los combates se van focalizando en acciones bastante dispersas y distintas de las de las primeras semanas de lucha. En los enfrentamientos, de los que somos partícipes por las informaciones generalistas que se ofrecen en la televisión, se han usado con profusión drones, armas donadas por países occidentales y hasta misiles hiperveloces, tecnologías que, de momento, no han permitido a los invasores sus objetivos iniciales ni a los defensores hacerles frente con decisión.
Hay un arma que en esa lucha, como en otras muchas acontecidas durante el último siglo, parecía que iba a ser decisoria en los enfrentamientos. Se trata del carro de combate, el principal sistema de fuego terrestre destinado a, con movimientos rápidos, aprovechando su protección y haciendo fuego con sus potentes cañones, neutralizar al oponente no dejándole oportunidad de reaccionar; en Ucrania, parece ser que los modelos rusos no lo están teniendo nada fácil y, según fuentes abiertas procedentes de un tercer país, podrían haber sido destruidos cerca de un millar de los T-62, T-72, T-80 y hasta T-90 del Ejército ruso, modelos que han dejado bastante claro que son vulnerables ante las amenazas más recientes y no tan eficientes como se preveía.
Es verdad que, de momento, Rusia no ha desplegado allí grandes cantidades de la versión modernizada del T-90 ni a su más reciente T-14 “Armata”, pues este último lo están comenzando a producir de forma limitada y su disponibilidad operativa es especialmente reducida. Pese a que los acontecimientos no son positivos para los carros de combate de Rusia -pueden verse en Internet cientos de videos con imágenes que presentan cómo son hábilmente destruidos usando tanto tácticas del combate convencional como acciones más encuadradas en los enfrentamientos asimétricos-, ese material presenta unas peculiaridades propias curiosas y puede ser determinante para lo que, finalmente, acontezca.
Se ha dicho que sus tácticas de movimiento en combate no son las mejores al no ir acompañados de Infantería, que el cargador automático presenta vulnerabilidades cuando un carro recibe un impacto, que los tripulantes no gozan del mejor adiestramiento,…, y hasta que los defensores aprovechan cualquier vulnerabilidad en beneficio propio; ahondando en esas informaciones, en estas páginas les vamos a dar un esbozo general de lo que es ese equipamiento militar y de algunos de los detalles técnicos genéricos que caracterizan a los carros de combate de Rusia.
Flota amplia pero antigua
Datos de fuentes abiertas y de la red de redes dan una cifra genérica de unos veinte mil carros de combate de diversos modelos distribuidos en diversas estructuras terrestres del Ejército ruso, aunque también sitúan el número de los que podrían estar en servicio activo real en una cifra de poco más de tres o cuatro mil que sería complementada con parte del resto almacenados como reserva o en almacenes de disponibilidad más o menos inmediata.
En alguno de los “Military Balance” más recientes se detalla que la Federación Rusa mantendría como recursos totales unos nueve mil T-72, alrededor de tres mil quinientos T-80 y poco más de quinientos T-90. Son cifras que deberían tomarse con mucha cautela y a las que cabría añadir un número indeterminado de los más antiguos T-62 y T-64 que incluyen ejemplares a los que en fechas recientes han recibido nuevos equipos. La panoplia de carros de combate no acaba ahí pues también están activos los recientes y poderosos T-14 “Armata”, carro de combate principal (MBT, Main Battle Tank) de nueva generación del que se habrían construido decenas o pocos centenares, pues su coste elevado y la falta de recursos de los últimos años habrían dejado a un lado la previsión de obtener un millar de ellos durante la primera mitad de esta década; otra realidad es la que se defina tras la guerra de Ucrania, pues los cientos y cientos de carros de combate perdidos por Rusia deberán ser reemplazados y a lo mejor vemos como el “Armata” es la opción por la que apuestan los dirigentes rusos.
Entretanto se produzca alguna decisión al respecto, comentar que se mantienen operativos, y se han venido usando en la lucha en curso, carros de combate tan antiguos como los T-62M y T-64A/BU, con unos cuarenta de ellos alcanzados y destruidos. Pese a su edad -su entrada en servicio fue a principios de los años sesenta del siglo pasado- han ido recibiendo algunas mejoras en su blindaje y equipos, incorporándoseles en fechas recientes a algunos de los primeros, que cuentan con un motor de 780 caballos que les permite velocidades punta de 60 kilómetros/hora y un cañón principal de 115 milímetros, un pedestal con un módulo giroestabilizado MGOES de sensores diurnos y térmicos que puede elevarse para tener una mejor percepción de lo que acontece en el área de interés.
Mucho más extendido ha sido el uso de los T-72 que comenzaron a ser diseñados en 1967 y a ser fabricados en largas series 1973 -llegaron a producir 2.000 de ellos al año-, hace ahora casi medio siglo. Pese a ser un concepto antiguo, está especialmente implantado en el Ejército de Rusia, dato que queda refrendado porque son muchas las unidades que aún lo usan y porque se tienen datos que aseguran que han perdido más de quinientos de ellos, de las variantes A, AV, B, B Obra 1989, BA, B3 y B3 Obra 2016 en la lucha que se inició a finales de febrero de 2022. Las cifras no oficiales mantienen que los rusos tendrían disponibles unos diez mil de los veinticinco mil que fabricaron. Están aplicando desde 2010 mejoras en el diseño inicial que han dado lugar a los avanzados T-72B3 que, operativos en número de dos o tres mil ejemplares, pueden considerarse como un modelo de tercera generación.
Sobre los T-72 iniciales concretar que pesaban poco más de cuarenta t, medían 9,5 m contando el cañón, incluían tres tripulantes -conductor, artillero y comandante, configuración común a todos los carros de combate que usa Rusia al prescindir del cargador reemplazado por un sistema automático de carga- e incorporaban un motor diesel de unos 780 CV con el que podían llegar a velocidades puntas de 80 km/h en pistas bien pavimentadas. Los T-72 iniciales fueron reemplazados por el T-72A que aportaba un medidor láser y una dirección de tiro electrónica asociada a su cañón de 2A46M, usando también un cargador automático que permitía un concepto más compacto, lo hacía más bajo y difícil de localizar, y reducía la servidumbre necesaria para manejarlo; posteriormente surgió el T-72B que gracias a un cañón mejorado 2A46M-5 podía usar misiles contracarro “Svir”, incorporándosele más blindaje frontal y un motor de 840 CV; luego llegaron diferentes combinaciones de blindaje reactivo-explosivo; en 2010 apareció la versión T-72B3 que sería la de mayor uso hoy entre los rusos y en 2016 una subvariante renovada del anterior en el que se opta por el cañón 2A46M-5-0, un motor de 1.130 CV, blindaje tipo “Relikt” en algunas zonas, cargador automático revisado o sistemas electrónicos actualizados.
A partir de 2017 se está fabricando el T-72B3M con “Relikt” en torre y barcaza, un visor panorámico para el comandante y un propulsor reconfigurado y asociado a una nueva transmisión automática de ocho marchas -siete hacia adelante y una hacia atrás- para incidir en una mejor movilidad, modelo que parece ser se llevó también a Siria para probarlo en una situación real de combate y que es identificable por sus grandes y angulados módulos ERA (Explosive Reactive Armour) en la parte frontal de la torre o las rejillas anti proyectiles HEAT (High Explosive Anti Tank) posicionadas en su zaga rodeando al motor. El T-72B3M, según datos oficiales, pesa 46,5t, consigue 62 km/h gracias a su motor V-92S2F o V-92C2 de 1.130 CV, y tiene una autonomía de 550 km; los T-72 más recientes, que cuentan con una ametralladora antiaérea Cord de 12,70mm y son capaces de superar zanjas de 2,5 m de anchura, son una alternativa de bajo coste para el Ejército ruso que plantea una cifra objetivo próximo a los diez mil carros de combate preparados para su uso en un corto plazo de tiempo.
Más moderno, pues su aparición llegó en 1976, es el carro de combate tipo T-80 desplegado en Ucrania en las variantes designadas BV, BVK, U, UK, UE-1, UM2 y BVM de las que habrían perdido centenar y medio de ejemplares. Sobre este modelo, que se concentraría en los destacamentos que ocupan las regiones más frías de Rusia, señalar que fue producido en una planta rusa y en una ucraniana, siendo dos millones de dólares el precio del mismo estipulado a principios de los años noventa del siglo pasado. Su diseño, que sigue una línea conceptual similar a la de los antiguos T-64, favoreció la producción de unos cinco mil de ellos en diversos estándares.
Renovación necesaria
La familia de los T-80 se caracteriza por sus cuarenta y seis t, los 9,6 m de longitud, montar un propulsor de 1.000 CV, contar con un cañón 2A46-2 de 125mm con el que se pueden disparar diversos tipos de proyectiles y misiles como los “Kobra” y “Refleks”, o tener una autonomía de poco más de 300 kilómetros pese a incluir depósitos internos de 1.100 litros y externos de 740 -es usual en los carros rusos dos bidones con combustible situados en la parte superior trasera-. Se usaron, no con mucho éxito, en la primera Guerra de Chechenia, donde quedó claro que sus almacenes de municiones eran muy vulnerables y hacían que sucumbiese al ataque simultáneo de varios cohetes tipo RPG.
En 2016 se dijo oficialmente que dos mil de los T-80BV almacenados serían optimizados y volverían al servicio activo como T-80BVM, modelo de 46,6 t especialmente efectivo por contar con una turbina de gas GTD de 1.250 caballos que lo mueve a 70 km/h, tener una autonomía de 440 km e incorporar el nuevo sistema de control de fuego “Sosna-U”. Recientemente hemos conocido una nueva variante a la que llaman T-80Y-E1 que se caracteriza por pesar 48,5 t al tener más blindaje, incorporar un motor de 1.250 CV que le impulsa a 70 km/h, y conseguir una autonomía de 450 km.
En la línea evolutiva se encontraría el T-90 del que en Ucrania ha habido poco más de veinte bajas, lo que atestiguaría el hecho de que son pocos los allí destacados o que es tan eficiente que resulta difícil acabar con este carro de combate. Los T-90 surgieron como un programa de la oficina de diseño Kartsev-Venediktov Design Bureau con el objetivo de reemplazar a modelos anteriores, encomendándosele a Uralvagonzavod su fabricación a un precio unitario de unos tres millones de dólares. La producción del T-90, -que se dijo en su día que no era más que una amplia mejora sobre el T-72- comenzó, tras sus pruebas iniciales en 1988, en 1992 y se mantuvo hasta que el T-90A lo sustituyó en las líneas de montaje en 2004. Básicamente se trata de un carro de combate que pesa unas 46,5 t, su barcaza mide 6,68 m, incorpora un motor diesel de 1.130 CV -en los primeros lotes era de 840 CV y luego de 1.000-, y cuenta con un cañón 2A46M de 125mm asociado a un carrusel automático con veintidós municiones de empleo inmediato, pudiendo disparar una cada ocho segundos; curiosamente, es un diseño en el que ya se incluían visores térmicos pasivos de la francesa Thales, equipo al que hay que añadir detalles como su blindaje reactivo mejorado y el conjunto emisor “Shtora” situado próximo al cañón para interferir los misiles adversarios que lancen contra él, o los medios de visión nocturna más avanzada.
Actualmente está en marcha un proceso de mejora de este modelo para convertir buena parte de los existentes en el T-90M. Se trata de introducir en ellos algunas tecnologías novedosas que incluirían un nuevo visor del comandante, la torre del arma secundaria de 12,70x108mm operada a distancia desde el abrigo del blindaje de la torre, o los módulos de blindaje reactivo llamados “Relikt” que tienen una mayor efectividad que los anteriores “Kontakt” y serían más adecuados para hacer frente tanto a proyectiles perforantes tipo APFSDS (Armour Piercing Fin-Stabilised Discarding Sabot) y a los ojivas dobles en tándem que ahora tanto proliferan entre misiles o lanzacohetes. Sus datos oficiales son masa de 52 t, velocidad punta de 60 km/h, autonomía de 550 km y propulsor V-92S2F que también llevarían las versiones más recientes del T-72 buscando una homogeneización general interesante para el Ejército de Rusia; apuntar que su más reciente versión es el T-90MC que hemos visto en el foro Army 2022.
Sobre el T-14, que ahora es común ver en un número significativo en ferias como Army que se celebra cada año en agosto cerca de Moscú, comentar que las primeras referencias del mismo surgieron en Israel y versaban en el que entonces llamaban T-99. A mediados de la pasada década comenzaron a verse prototipos y pequeños grupos de ellos han ido mostrándose en los desfiles que anualmente tienen lugar en la Plaza Roja moscovita. Se dijo que Rusia apostaba por construir no menos de 2.300 “Armata” por parte de la compañía Uralvagonzavod que forma parte del conglomerado empresarial Rostec.
De momento, y sin tener otra confirmación oficial de que no se ha detectado ninguno de los “Armata” en Ucrania, parece ser que los primeros lotes, de unas pocas decenas o algún centenar, estarían dirigidos a la 2ª “Guards Motor Rifle Tamanskaya Division” que tiene la mayor parte de sus efectivos a medio centenar de kilómetros de Moscú. Sobre sus características técnicas -los datos técnicos del material ruso, procedentes de diversas fuentes, pueden ser inexactos o imprecisos, y siempre hay que mantenerlos como un punto de referencia genérico- decirles que pesa unas 48 toneladas preparado para el combate, mide 8,7 metros de longitud y 3,3 de altura, incluye un motor diesel A-85-3A de 1.500 caballos asociado a una caja de cambios automática avanzada de doce marchas y que es capaz de una autonomía de unos quinientos kilómetros y de velocidades punta de entre 80 y 90 km/hora. Su precio anunciado sería la mitad que sus oponentes occidentales, requiere de solo tres tripulantes pues su cañón tipo 2A82-1M de 125 milímetros está asociado a un cargador automático que facilita disparar sus municiones a ritmos de fuego de hasta 10-12 disparos por minuto, y en él sobresale un diseño en el que se apuesta por la máxima supervivencia ante distintas amenazas.
Incluye un módulo ultra blindado donde viajan los tres tripulantes y el T-14 sobresale por su sistema activo de defensa que complementa a un blindaje no convencional en el que hay módulos de materiales avanzados y otros que podrían ser reactivos; es muy ágil en sus movimientos, discreto en el ruido que general al desplazarse incidiendo en su furtividad y cuenta con tecnologías especialmente recientes para conocer el estado genérico del campo de batalla por el que se mueve y cuáles son aquellos adversarios que debería batir con prioridad.