Texto y Fotos: Octavio Díez Cámara©

Últimamente hemos visto como crecían los incidentes en los que terroristas o enajenados, haciendo uso de explosivos y todo tipo de sistemas de armas, se animaban a cometer hechos especialmente violentos contra la ciudadanía, causando con su proceder muchas bajas entre los desarmados. Esa experiencia, que aún no se ha consolidado bien en distintas estructuras policiales que carecen de recursos tan eficientes como podrían ser las precisas y fiables carabinas B&T APC (Advanced Police Carbine) equipadas con efectivos visores de punto rojo Aimpoint Micro o CompM5, no es para nada nueva, aunque sí parecía más propia de la realidad de Estados Unidos que de la de los distintos países europeos.

En el Museo del LAPD en Los Angeles se incluye una sala específica del incidente que les mostramos en estas páginas
En el Museo del LAPD en Los Angeles se incluye una sala específica del incidente que les mostramos en estas páginas

Estos últimos años hemos visitado varias veces el excelente museo que la Policía de la ciudad de Los Angeles (LAPD, Los Angeles Police Department) ha organizado para presentar a aquellos interesados distintos aspectos que les han caracterizado en su historia, con especial énfasis en medios y equipos de la más reciente. En una de sus salas, donde hemos realizado la mayor parte de imágenes que ilustran este reportaje porque las de los vehículos han sido tomadas en la zona exterior del recinto, se hace especial referencia a un incidente que la ciudad californiana vivió en una fecha ya tan lejana como febrero de 1997, suceso que hace unos pocos meses conmemoró su veinticinco aniversario.

En un vehículo policial, que intervino el 28 de febrero de 1997, se pueden ver numerosos impactos de los proyectiles que lo alcanzaron.
En un vehículo policial, que intervino el 28 de febrero de 1997, se pueden ver numerosos impactos de los proyectiles que lo alcanzaron.

En Tactical Online les ofrecemos un amplio resumen de lo que aconteció en un robo especialmente violento a una de las oficinas del Bank of America y cómo se resolvió el problema, presentación que puede dar una buena idea de que hay que disponer de los recursos policiales suficientes, como armas largas en los cuerpos policiales que incluyan a los de tipo local, para salvaguardar a aquellos ciudadanos a los que se protege de una amenaza que no es una mera hipótesis. Es una realidad palpable con altas posibilidades de reproducirse pronto y  más cerca de lo que podríamos pensar.

Muchos disparos

Los datos precisos de lo que sucedió, algunos de los cuales quedan claramente identificados en los elementos que dan contexto a la presentación del museo del LAPD, son claros y los hemos usado porque son más exactos que otros que figuran en distintas webs de la red de redes y no se corresponden con lo que oficialmente se difunde sobre el suceso. Los ladrones Larry Eugene Phillips Jr. y Emil Mataasarenanu, que ya habían cometido otros robos recientes en los que sustrajeron unos dos millones de dólares -a ellos sumar los algo más de 300.000 de intento en el Bank of America-, emplearon sus armas para enfrentarse a las fuerzas policiales que intentaban frenar su proceder.

Los ladrones llevaban armas de asalto con capacidad de disparar a ráfaga y provistas de cargadores de muy alta capacidad.

Efectuaron nada menos que 1.100 disparos durante un intenso tiroteo con la Policía -en el lugar se personaron otros cuerpos además del LAPD- empleando para ello tres fusiles de asalto Norinco modelo 56S-1 del 7,62x39mm que eran una copia con capacidad a ráfagas de los AK pero fabricados en china, un fusil de asalto Heckler & Koch modelo 91 del 7,62x51mm derivado del conocido CETME C español y modificado para hacer ráfagas -llevaba municiones Winchester y PMC-, una carabina Bushmaster XM15-ES2 del 5,56x45mm transformada para efectuar disparos en la modalidad de ráfagas libre y una pistola semiautomática Beretta M92F del 9x19mm, arsenal que acompañaban con numerosos cargadores que llevaban en sus chalecos porta equipo personales y que incluían algunos de tambor de gran capacidad para realizar acciones muy contundentes y sostenidas. 

Algunos cargadores de las armas que participaron en el tiroteo resultaron alcanzados por disparos.

En su vehículo se encontró un coctel “Molotov” y en el registro de su domicilio en Anaheim Hills localizaron tres armas largas -un AK-47, un HK-91 con visor óptico y un AR-15 “Commando”- y tres cortas -una pistola Beretta y una Sig Sauer, y un revólver Smith & Wesson del .38 Special; tenían además almacenadas parte de armas, 2.000 cartuchos que incluían algunos del tipo incendiario del 7,62x39mm, granadas artesanales y hasta cargadores de gran capacidad precargados con munición perforante capaz de penetrar las prendas antibala habituales entonces entre los colectivos policiales.

Hicieron uso de su potencia de fuego para intentar zafarse de la Policía y casi estuvieron a punto de lograrlo, aunque, como les explicaremos, no pudieron lograrlo y acabaron muertos pese a ir protegidos con prendas antibala especialmente contundentes -Phillips recibió 11 impactos que incluían el que se auto disparó en la cabeza, y Mataaserananu 29-. No se lo pusieron fácil a quienes se les enfrentaron pues hirieron con arma de fuego a dos civiles y a nueve agentes -siete más de los primeros y dos de los segundos sufrieron heridas de otro tipo-, causaron daños a ocho vehículos policiales de los que dos resultaron destruidos. 

La vestimenta de los ladrones ocultaba que llevaban prendas antibala e incluía chalecos para muchos cargadores.

Los policías alcanzados, en su mayoría pertenecientes a la North Hollywood Division, y el resto de los que les hicieron frente fueron un total de trescientos cincuenta efectivos que pertenecían a cinco agencias distintas y que, para auto protegerse y hacer lo propio con los civiles que se encontraban en la zona, realizaron un total de 500 disparos con sus armas personales y colectivas.

Los asaltantes llevaban numerosas armas con ellos y las usaron contra la Policía que intentó detenerles.

Pese a esa intensidad de fuego, fue la intervención en el lugar de varios miembros del LAPD SWAT (Special Weapons And Tactics), equipados con armas largas del 5,56x45mm y habiendo recibido un intenso adiestramiento previo en su empleo operativo y táctico, los que ejecutaron un preciso  movimiento hacia el objetivo que acabó con los dos violentos ladrones.

Robo y enfrentamiento 

Por los canales de radio del LAPD se escucharon frases como: “todo el mundo quieto, están disparando con armas de ráfagas”… “un agente necesita ayuda, le disparan y lo hacen con armas automáticas”… “necesitamos al SWAT, código 3”. No era más que la respuesta, empleando protocolos policiales, de aquellos que tenían conocimiento de lo que ocurría y buscaban avisar al resto de sus compañeros.

Todo se inició en la mañana del día 28 de febrero de 1997. Phillips y su compañero, que habían estado varios meses preparando el robo con reconocimientos previos del lugar y otras acciones con las que buscaban ser más eficientes en su propósito, prepararon sus armas, dispusieron un depósito de combustible para quemar el vehículo Chevrolet después de la acción y se colocaron sus prendas antibala de nivel IIIA modificadas con más paneles para brindarles protección adicional. Llevaban chalecos porta equipo con numerosos cargadores llenos dispuestos para, si llegaba la ocasión, usarlos. Se dirigieron a la oficina del Bank Of America localizada en la intersección de las calles Canyon Boulevard y Archwood Street.

Muchos datos del incidente de North Hollywood han ido haciéndose públicos desde entonces.

Llegaron al lugar diecisiete minutos después de las nueve de la mañana. Activaron los cronómetros de sus relojes para que les avisasen ocho minutos después, el tiempo estimado para que la posible respuesta policial se produjese de forma efectiva si eran avisados de lo que buscaban realizar. Su objetivo era robar y para lograr el botín no iban a dudar en usar su armamento, y por ello lo llevaban consigo en tal cantidad. 

En el vehículo de los asaltantes se encontraron porta cargadores múltiples y cargadores como el Beta Mag para 100 cartuchos que se observa a la izquierda.

Entraron a su objetivo, sin percibir que habían sido detectados por los oficiales Farrell y Perello que viajaban en un vehículo de patrulla. Amedrentaron a los allí presentes, dispararon y se hicieron con un botín de poco más de trescientos mil dólares, bastante menos que los setecientos cincuenta mil que, en función de sus cálculos previos, esperaban obtener. Tampoco afinaron con el hecho de que a su salida ya había policías esperándoles, situación a la que respondieron con el fuego de sus fusiles de asalto que, incluso, dirigieron hacia un helicóptero policial que monitorizaba el escenario y que se vio obligado a alejarse ante el peligro que suponía ser alcanzado por los proyectiles.

Si alcanzaron a civiles y a agentes. Estos últimos, armados sólo con pistolas del 9x19mm, revólveres del .38 Special y escopetas de corredera del calibre 12, respondieron a los asaltantes. Lo hicieron sin precisión, porque su alcance era mucho menor que el de los fusiles de asalto usados en el incidente aquí descrito por los ladrones, y sin poder penetrar las prendas antibala que protegían a los delincuentes, lo que incidió en una mayor violencia por parte de los asaltantes hacia todo el entorno que les rodeaba.  

Por las imágenes de televisión sabemos que la Policía llevó al lugar del incidente sus blindados 4×4 de origen militar.

Algunos agentes se proveyeron sobre la marcha con carabinas AR-15 semiautomáticas del 5,56x45mm -ese diseño evolucionaría para satisfacer las necesidades militares, surgiendo primero el conocido M16 y luego el actual M4- en una armería cercana. Las emplearon para intentar neutralizar a los asaltantes sin gran éxito inicial, y hasta se recurrió a un transporte blindado de dinero para dar cobertura a las acciones que intentaban evacuar con seguridad a los civiles de la zona del tiroteo. Se sucedían los disparos y el tiempo pasaba. 

Este furgón de transporte blindado de caudales fue empleado en North Hollywood para evacuar civiles del lugar.

Casi veinte minutos después del inicio de la violenta acción, y procedentes del lugar donde estaban realizando un ejercicio de adiestramiento rutinario que se enmarcaba dentro de la programación formativa programada para esa semana concreta, se personaron cuatro oficiales del SWAT  -el del LAPD es uno de los más antiguos y de mayor tamaño de los de su tipo en Estados Unidos, considerándosele la referencia de la especialidad de asalto policial en el ámbito de las policías de las ciudades- en el lugar. Equipados con ropa informal y sus prendas antibala, y llevando consigo sus AR-15s, tomaron parte activa en la resolución del problema y se dirigieron, liderando el esfuerzo de sus compañeros, hacia donde estaban Phillips y Mataaserananu y se aplicaron en intentar su neutralización, acción a la que los objetivos respondieron cogiendo otras armas del vehículo que aún eran más potentes que las que inicialmente llevaban consigo.

Los policías usaron contra los asaltantes sus pequeños revólveres del .38 Special y sus semiautomáticas Beretta M92FS.

Su esfuerzo no tuvo buen fin. Comenzaron a recibir impactos que no eran totalmente lesivos y mantuvieron su fuego de respuesta. Sobre las 09.52 Phillips se vio rodeado, impactado y decidió auto dispararse en la cabeza. Cuatro minutos después, su compañero, que intentaba huir de la escena en un vehículo robado tras haber sido alcanzado el suyo en dos de los neumáticos, tuvo un intenso enfrentamiento armado con un grupo de agentes del SWAT que se habían personado en el área del incidente más tarde y a raíz del mismo acabó rindiéndose a la Policía de Los Angeles. No tuvo mucha suerte, porque perdía mucha sangre a raíz de los efectos provocador por los nada menos que 29 impactos que había recibido, y murió podo después cuando se le iba a evacuar a un centro sanitario.

La refriega, con más de mil seiscientos disparos realizados, provocó graves daños a numerosos vehículos.

La situación compleja y especialmente peligrosa, fue captada en parte por distintas cadenas de televisión y aún hoy se pueden ver en la red de redes distintas imágenes del operativo que se montó para neutralizar a unos ladrones que no dudaron en matar para evadirse del control policial. 

Nueve policías fueron alcanzados por los disparos, víctimas a las que hay que añadir otros que resultaron también heridos.

El incidente marcó un antes y un después en el LAPD que, personalmente, he visitado en varias ocasiones, participando incluso en adiestramientos de su SWAT. Se obtuvieron armas tipo AR-15 para buena parte de la plantilla, se adiestró a los policías en su uso, se proveyó a sus coches patrulla con un alojamiento seguro para su transporte y se generalizó una capacidad de respuesta que aún hoy, y evolucionada desde aquella, les caracteriza. 

Esta imagen permite observar las armas usadas por los atracadores y documentar el número de disparos realizados ese día.
El LAPD preparó un completo dossier “confidencial” sobre todo lo que caracterizó al incidente del que aquí les hablamos.

Con oficiales de Policía armados, equipados y bien adiestrados en las calles, el tiempo necesario para actuar en caso de un incidente muy peligroso es mínimo, lo que incide en una resolución más positiva y con menos riesgo para aquellos, los ciudadanos, a los que se busca proteger de todo tipo de actitudes violentas y en especial de aquellas en las que se dispare contra ellos de forma indiscriminada.