Texto: Octavio Díez Cámara® Fotos: MI, Octavio Díez Cámara®

Las unidades de los ejércitos aprendieron, ya hace muchos años y como consecuencia de sufrir muchas bajas en combate, que la aportación que hacen los blindados a sus cometidos es de lo más positiva y salvaguarda las vidas de quienes en ellos viajan o combaten.

Esa percepción, ha llegado, de una forma u otra, a los diversos estamentos que cubren cometidos de Seguridad pública, sobre todo a aquellos de carácter estatal que tienen unos mayores recursos y una más amplia necesidad respecto de su empleo en las calles. Por ese motivo, en los diversos certámenes en los que se promueven novedades del sector propio de las agencias de Policía encontramos cada vez más propuestas mejor concebidas, más desarrolladas y con un nivel de elaboración y versatilidad que, seguro, incidirán en que sean tomadas en cuenta por parte de aquellos a los que interesa contar con ese tipo de recursos de carácter pesado.

La necesidad se concreta

Tras la masacre de Múnich en 1972, en la que la organización terrorista “Septiembre Negro” actuó contra la delegación olímpica israelí y acabó con once de sus integrantes -también resultarían abatidos cinco terroristas y un agente de Policía-, comenzó a generarse entre los países europeos la necesidad de contar con recursos de asalto policial potentes y eficientes que incidieron en la adquisición de algunos ejemplares de vehículos de ruedas que fueron adscritos a las unidades tácticas o a aquellas que por su concepción pudiesen aprovechar mejor su potencial antibala para frenar los impactos de disparos generados por terceros.

La verdad, por lo que se ha difundido al respecto, es que buena parte de esos medios quedaron aparcados durante muchos años y se les dio poco uso, siendo lo más normal que, como hicieron los suizos, los enviasen a sus aeropuertos como un recurso adicional de vigilancia o que fuesen “activados” para cometidos presenciales como sucedió con los Thyssen Henschel UR-416 -ahora han recibido BMR’s (Blindado Medio de Ruedas) 6×6 del Ejército de Tierra para complementarlos y sustituirlos- de la Policía Nacional española que fueron desplegados en grandes acontecimientos, como los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona -en su torreta había un agente empuñando un potente CETME C del 7,62x51mm como recurso ofensivo- o en el caso de cumbres del más alto nivel como la “Euro mediterránea” que aconteció en la misma ciudad en 2005, o para proteger emplazamientos curiosos que incluyen a la embajada de los Estados Unidos en Madrid. En España, por centrarnos en el ámbito que nos es más próximo, fueron muy conocidos los blindados 4×4 Pegado BLR (Blindado Ligero de Ruedas) desplegados por el entonces Grupo Antiterrorista Rural (GAR) -hoy Grupo de Acción Rápida- en sus misiones de vigilancia y control para actuar contra el movimiento de los terroristas etarras en el País Vasco y Navarra; en mi primer viaje a esta última, para asistir a los sanfermines, me encontré con varios de ellos cruzados en la carretera nacional que unía Zaragoza y Pamplona, una imagen que, aún después de tres décadas y media, aún recuerdo con intensidad porque fue toda una sorpresa ver medios pesados blindados en una ruta pública.

Otras naciones europeas fueron adquiriendo diversos tipos de blindados que en general eran de pequeño tamaño y tenían un relativamente bajo nivel de protección, pues se preveía que la amenaza a la que se iban a enfrentar no sería especialmente contundente. Algunas naciones que formaban parte de la órbita del entonces Pacto de Varsovia desplegaron hasta ingenios 8×8 tipo BTR con sus agencias policiales, una realidad enmarcada dentro del amplio control que ejercían algunos estamentos públicos sobre la sociedad civil.

Al otro lado del Atlántico se vivió una situación también curiosa. Desde las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, que tenían excedentes de determinados modelos que a ellos ya les eran poco útiles, comenzaron a ofrecerse, a través de diversos programas auspiciados por el Gobierno Federal, a los departamentos de Policía regionales y estatales medios entonces tan eficientes como los “Peacekeeper” y los M706 “Duck”, ambos de ruedas con configuración 4×4 que habían sido empleados por la Fuerza Aérea en cometidos de vigilancia de sus bases, y los ubicuos y eficientes M113 con tracción oruga que habían sido descatalogados de las unidades terrestres que los tenían asignados. Con el paso de los años algunos “Hummer” blindados fueron adquiridos por agencias que incluían el equipo SWAT (Special Weapons And Tactics) del Sheriff del Condado de Orange en Florida.

Iban pasando los años y en Europa, así como en otros puntos de Asia u Oriente Medio, la necesidad de contar con blindados para su asignación a acciones policiales de detención de alto riesgo o su empleo en el caso de algaradas en las ciudades quedó un poco de lado tanto por el deseo político de no exhibir medios tan contundentes como por la crisis económica que derivó en que los presupuestos se destinasen a equipos individuales que, como los chalecos antibala o las fundas antihurto, entonces tampoco eran de empleo generalizado.

Fue coincidiendo con los años previos al cambio de siglo cuando la percepción cambió en Estados Unidos. Sucesos como el tiroteo de North Hollywood, en el que los agentes de Los Angeles se enfrentaron a tiro limpio a ladrones equipados con prendas antibala y provistos de armas de asalto -en los próximos meses les haremos una presentación muy interesante, por lo detallado, de lo que allí aconteció-, incidieron en que algunos altos mandatarios de organizaciones de Policía, tanto adscritas a ciudades como los Sheriff escogidos para ejercer el control de la Seguridad pública en los condados, comenzasen a ver la posibilidad de proveerse con algún tipo de blindado.   

Su uso se generalizará

Estados Unidos, un país que en muchos entornos del ámbito militar y de la Seguridad es líder internacional, decidió activar, a partir de 1997, el llamado Programa 1033 por el cual podía transferirse al empleo civil diverso material militar ya en desuso. Helicópteros de tipo AB-206 “Jet Ranger” fueron a parar a varias organizaciones de Policía y también blindados de ruedas y cadenas. Sabemos que hasta 2015 unos cinco mil millones de dólares en material excedente del Ministerio de Defensa ha acabado cedido a unos ocho mil ayuntamientos o corporaciones locales.

También que complementando a esa decisión, y tras el incremento de la amenaza terrorista que se generó en las calles estadounidenses después de los atentados de Nueva York y Washington de septiembre de 2001, se decidió invertir una elevada cifra de dinero gubernamental para adquirir varios cientos o miles -la cifra exacta no la sabemos pero la verdad es que allá donde visitamos una agencia de Policía vemos uno o dos de ellos- de los interesantes y eficaces 4×4 “BearCat” de la compañía Lenco Industries que desde entonces, y en el caso de tiroteos contra enajenados, atrincherados o terroristas, han sido desplegados con avidez por las calles con un resultado óptimo por su tamaño contenido y el hecho de que incluyen blindaje NIJ Tipo IV capaz de hacer frente a los proyectiles más comunes usados por aquellos a los que se intenta neutralizar.

Aunque a algunos grupos de civiles no les ha gustado mucho esa “política” -que mejor Seguridad hay que a uno le protejan agentes fuertemente armados y provistos de las herramientas que les posibiliten cumplir su labor con la máxima eficiencia-, a la decisión de suministrar “BearCat” para distintas ciudades -Dallas, Chicago, Miami, Los Angeles, San Francisco, Nueva York y un largo etcétera de ellas que incluyen las más grandes y también núcleos muy pequeños alejados de las zonas más visitadas- se le añadió la de introducir también el B.E.A.R. del mismo fabricante; se trata también de un concepto 4×4, aunque es mucho más grande y voluminoso de forma que puede acomodar en su interior a una quincena de agentes fuertemente armados para transportarlos, con la máxima protección, al lugar en el que haya un incidente activo para que acaben con el problema de inmediato. Incluso algunos MRAP (Mine Resistant Ambush Protected) concebidos para evitar los ataques de la insurgencia Afgana han acabado en agencias de tipo local o en instituciones de carácter Federal.

Muchos, y así lo he escuchado personalmente de algunos responsables europeos de alto rango, apuntaban a que lo que estaban haciendo los estadounidenses parecía desmesurado y fuera de toda lógica, argumentando que los pocos medios de ese tipo que se empleaban por parte de organizaciones europeas en países como Alemania, Francia, Italia o Suiza eran más que suficientes. La apreciación cambió de inmediato. Fueron acciones especialmente cruentas vividas en ciudades europeas como París -ataque de 2015 a la revista “Charlie Hebdo” o a la sala de conciertos “Bataclan”-, Bruselas -los atentados en el metro y en el aeropuerto de marzo de 2016-, Berlín -el ataque a un mercadillo navideño en diciembre de 2016 acaba con doce muertos-, Londres -incidentes en 2017 cerca del London Bridge acaban con la vida de ocho civiles, uno de ellos español-, Barcelona -un atentado en Las Ramblas en agosto de 2017 acaba con quince muertos y ciento treinta y un heridos-, y otras más las que tuvieron mucho que ver con esa variación en la percepción situacional.

Así, desde aquel entonces comenzamos a ver como Francia y Alemania lideraban la llegada de materiales pesados para apoyar a sus uniformados policiales. En la primera, se desplegaron algunos medios ligeros como el Panhard 4×4 PVP que son habituales en algunas de las unidades focalizadas en la lucha antiterrorista activa, material complementado con vehículos de mayores dimensiones que incluyen tanto los 4×4 en servicio con la BRI en la capital parisina o los impresionantes 6×6 “Titus” de Nexter que ya están operativos con en el RAID (Recherche, assistance, intervention, dissuasion) de la Policía francesa; estos últimos pesan 27 toneladas, tienen potencia suficiente como para alcanzar los ciento diez kilómetros por hora y en su interior pueden acomodar a sus tres tripulantes y a otros diez agentes más, siendo por su tamaño y versatilidad idóneos para extraer a civiles de puntos de alto riesgo en los que acontezcan incidentes armados. En la segunda, están proveyéndose, en especial a nivel autonómico pues sus Land son autosuficientes en ese ámbito, con ingenios que incluyen los “Survivor” y “Survivor R” que son localmente proporcionados por Rheinmetall y otros similares a los primeros originarios de la compañía austriaca Achleitner, la que ha diseñado todo ese interesante concepto y también los ha suministrado a unidades de su país como el Einsatzkommando “Cobra”.

En estos blindados se proponen soluciones interesantes que además son vistosas, por lo que la mera presencia de uno de ellos, con su tono azul oscuro, en un determinado lugar o incidente seguro que ayuda a desescalar tensiones o a hacer que alguien que pretenda algo contra los ciudadanos se lo piense. Además, son interesantes porque se les pueden incorporar en su parte frontal defensas y palas que pueden ser útiles tanto en el caso de manifestaciones violentas como para atender sucesos derivados de catástrofes naturales, potencial dual que debería ser aprovechado por algunos para incidir en su obtención ante los estamentos públicos que generan la previsión presupuestaria para comprarlos. Se les puede equipar con un sistema superior para facilitar asaltos a pisos conformado por una estructura tubular y rampas, una capacidad adicional que añade un uso aún más amplio y permite rentabilizar mejor el elevado coste de adquisición y un mantenimiento y operación que no son, como es propio, económicos.

Sobre su rentabilidad, pues se demostrará en el caso de que sean desplegados y usados ante un incidente grave. Solo que se salve una vida, que seguro serán muchas más, se habrá logrado hacer valer en positivo la decisión. Sabemos que en España parece ser que se ha estudiado un programa conjunto auspiciado desde el Ministerio del Interior para adquirir un medio blindado potente y eficiente que acabaría siendo asignado a las unidades de asalto de la Policía Nacional y de la Guardia civil y a otras más. Se ha valorado una propuesta de una industria nacional, aunque puede que sea más rentable, y a la vez eficaz, apostar por un diseño ya en uso y con cualidades demostradas. Ese sería el objetivo que intentarían conseguir también los Mossos d’Esquadra porque hay una voluntad policial clara en que disponer de uno o dos de medios similares a los que usan ya los alemanes sería una muy buena decisión. Podrían dárseles funciones apoyando a los elementos antidisturbios en el caso de algaradas muy violentas, usarse en las labores de detención de delincuentes de alto nivel o mafias potencialmente muy peligrosas, desplegarse en puntos de gran afluencia de visitantes para incidir en una mejor sensación de seguridad o usarse si se produce la acción de un “tirador activo” en algún lugar.

Ya para acabar, dejar claro que, según mi opinión personal, la realidad de las agencias policiales ha cambiado mucho en sólo unos pocos años. Blindados, pues sí son necesarios para apoyar labores de Seguridad en incidentes muy graves. Escudos antibala, pues también deberían de ser adquiridos incluso a nivel de policías locales. Fusiles de asalto, pues sería óptimo considerar a que estructuras equipar con ellos para que los tengan a mano. Visores ópticos y optrónicos de punto rojo, también…

Los recursos de diversa índole son útiles y necesarios, aún en el caso en el que llegue el momento de retirarlos del servicio activo y no se hayan usado. Desde AASIAS.com podemos apoyarles e informarles en el caso de que requieran materiales novedosos y técnicamente avanzados para dotar a sus estructuras policiales.

Texto: Octavio Díaz Cámara® Fotos: MI, Octavio Díaz Cámara®

Este artículo fue publicado en el número de a Revista Táctical Online Julio 2019.

Tactical Online Julio 2019
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