Texto: Octavio Díez Cámara® Fotos: Israel Policía
“Seis y media de la tarde. Paseaba tranquilamente por un entorno muy transitado en la Jaffa Street de la ciudad de Jerusalén. La gente venía de las tiendas, estaba sentada en las terrazas o se movía desde sus trabajos hacia sus domicilios, pues por allí discurre una doble vía de un moderno tranvía. Todo parecía tranquilo… En el cruce con la calle Ki’ahk, una vía peatonal llena de lugares en los que degustar desde un helado a un clásico Kebab -por cierto, de cordero-, observé un pequeño tumulto, con gente levantándose y a alguien que corría.
Casi de inmediato, dos agentes de paisano, surgidos de entre los cientos de personas que allí nos encontrábamos, actuaron diligentemente para detenerlo. Mientras se lo llevaban al otro lado de la calle, a un punto más discreto, llegaron más refuerzos, estos uniformados. En poco más de un minuto había allí un vehículo logotipado con dos policías y dos patrullas móviles que, desplazándose en potentes motocicletas BMW de gran cilindrada y un nada vistoso tono negro, pueden observarse en distintas áreas de la ciudad. Su vestimenta grisácea, las insignias y emblemas, o el hecho que el acompañante del conductor suele llevar en sus manos un fusil de asalto tipo Colt M4 “Carbine” del 5,56×45 milímetros, dejan claro que se trata de un elemento contundente, muy móvil y rápido, y especialmente efectivo para cualquier suceso que pueda surgir de inmediato y recabe su presencia. Al detenido lo engrilletaron y pusieron en la parte trasera de un vehículo -por cierto con vistosos barrotes verticales tras los vidrios que impiden a quien allí va escapar- y se lo llevaron a un lugar indeterminado. En poco más de dos minutos todo comenzó y, de la forma más efectiva, acabó. Yo seguí con mi paseo y disfrutando de un entorno que me es poco familiar.”
El incidente que les he descrito, tuvo lugar el pasado 18 de julio de 2019. Este era mi segundo viaje a Israel, país que ya había visitado dentro de un contexto más profesional a principios de esta misma década, Ahora, he tenido la oportunidad de, recorriendo muchas de sus ciudades, percibir cierta diferencia en lo que es la seguridad que allí se aplica y los dispositivos que se establecen para ello.

Máxima alerta
Los tiempos en los que los enfrentamientos entre palestinos e israelíes eran continuos, con escaramuzas en las que los primeros actuaban incluso con bombas y armas contra los segundos, parece que ya son cosa del pasado. Moviéndonos por las callejuelas de la “ciudad vieja” de la capital del país -por cierto pequeño pues tiene una superficie de unos veintidós mil kilómetros cuadrados y una población que no llega a los nueve millones de personas- ya no se observa, como la primera vez que estuve allí, la presencia de numerosas patrullas de militares uniformados con indumentaria de tono caqui y equipados con armas de asalto como el AR15/M16 y unos pocos “Tavor” -los primeros, con muchos tiros a sus espaldas y los segundos un modelo “bullpup” desarrollado por la potente industria de Defensa hebrea-, que, por cierto, transportan sin llevar el cargador introducido en la tolva que permite la alimentación de la recámara y realizar acciones de fuego. Hoy, han sido sustituidos por un dispositivo más usual y aparentemente discreto, en el que sí se incluyen, y pueden observarse, pequeños grupos de policías con sus uniformes azules en puestos fijos de control, en los accesos a la zona de la explanada de las mezquitas vigilando los escáner y arcos detectores allí ubicados, o en núcleos de unos diez o más efectivos que se desplazan llevando consigo indumentaria antidisturbios especialmente visible y tan contundente que varios llevan lanzagranadas para disparar artefactos lacrimógenos o fumígenos con los que actuar ante situaciones como algaradas o protestas no autorizadas.
La situación de Israel parece haberse movido hacia un punto en el que el nivel de alerta aparente es menor, aunque en muchas esquinas se observan cámaras que permiten una monitorización constante de lo que acontece y en el recorrido es fácil encontrarse con diferentes tipos de vehículos en los que la letra hebrea no nos permite identificar su adscripción pero su logotipado y detalles sí dejan claro que son de empleo policial. Junto a ellos, personal, vistiendo tanto uniformes grises como azules, que forma parte de las estructuras policiales y se mueve llevando gruesas tonfas de madera o incisivos fusiles de asalto tipo Colt M4 “Carbine”, estos sí con el cargador para treinta cartuchos puesto en el lugar que permite su empleo inmediato. Los cargadores de la mayoría son los Magpul PMAG y en muchos “fusas” se observan bípodes plegados en la zona de su guardamanos para afianzarlos mejor y así conseguir posiciones de tiro más estables.


Complementariamente, se observan grupos de otros uniformados que podríamos definir como personal de seguridad y que forma parte de un despliegue integral que cubre áreas más críticas, puntos de mayor tránsito o zonas comerciales. Van armados con pistolas austriacas Glock G17 del calibre 9×19 mm Parabellum que han sido ubicadas en carcasas Roni y complementadas con un visor de punto rojo, lo que permite incrementar su alcance y, lo que es más relevante, su potencial neutralizador de aquel o aquellos que sean un objetivo a neutralizar. También queda patente, y eso me extrañó, la ausencia de bolardos que pudiesen impedir a alguien con un vehículo una acción como la que tuvo lugar en las ramblas barcelonesas, aunque seguro que sí alguien lo intenta podrá avanzar muy pocos metros y resultará, seguro, abatido por algún profesional de los muchos que hay por las calles; por cierto, también se ven civiles llevando pistolas sin su funda en el cinto, para que todo el mundo perciba que van armados.
Realidad policial
Hemos intentado recabar de fuentes oficiales su apoyo, antes de nuestro viaje, para poder preparar este reportaje con más certeza y mejores datos. Al no sernos posible, lo hemos preparado haciendo un análisis de lo percibido en las visitas a Jerusalén, Haifa, Tel Aviv, Ber-Sheva y otras ciudades. Eso nos ha permitido conocer, de primera mano y como verán en algunas fotos, que no es difícil identificar a equipos policiales nada convencionales desplazándose por las calles. Nos llamó la atención ver furgones de especialistas en investigación y análisis de sucesos. También el de observar coches de guías caninos que se mueven con sus perros por puntos costeros, o de ver personal a caballo en algunas playas. Más, como ya les hemos reseñado, el ver numerosas motocicletas que van desde las más pequeñas y compactas -algunas con la disposición delantera de doble rueda que las hace más estables- a unas potentes BMW F800GS de gran cilindrada que, operando tanto por caminos pavimentados o de tierra, forman parte de una unidad especial que opera dentro de la “Yoav” y tiene como cometido el ser un multiplicador de potencia significativo en todo tipo de actuaciones, dispositivos y eventos.


Hay turismos, pero más comunes son SUV como los Kia, furgones logotipados de Citroen, las “pick up” de Isuzu o Toyota, o unas vistosas furgonetas Chevrolet “Savana Max” de dimensiones contundentes, con vidrios oscuros para no ver cuántos viajan en su interior y con soportes en su techo que incluyen unas escaleras extensibles para poder acceder con rapidez a un punto alto en alguna edificación. Por cierto, estas últimas -algunas adscritas a equipos móviles de artificieros que pueden observarse en posiciones estáticas o desplazándose de un punto a otro- las hemos visto usadas como elemento de barrera junto a vallas móviles en los controles que “blindan” algunos eventos como fiestas populares de un determinado lugar para que nadie pueda acceder a un área concreta sin pasar por un punto en el que sea observado y se procede sometido a un chequeo con escáner detectores portátiles.
Sobre el equipo personal empleado por los agentes, que es de lo más variopinto, explicarles que sus correajes y fundas no son especialmente modernas y que la mayoría lleva sus pistolas semiautomáticas -muchas de ellas G17- metidas por dentro del cinturón, eso sí sujetas con un cordón extensible que evita se caigan al correr. Hemos visto a pocos vistiendo prendas antibala y sí hemos observado que al cinto llevan un soporte con grilletes metálicos muy contundentes y antiguos, con una linterna compacta y con una o dos radios walkie-talkie para sus enlaces de comunicaciones. Otros, los que lucen vestimenta grisácea de tono más operativo, se mueven con botas tácticas, rodilleras, chalecos porta equipo y unas mochilas compactas con material, incluyendo en uno de sus costados una visible y efectiva tonfa.


Sobre la organización policial de Israel, hemos podido saber que aglutina unas estructuras de tipo civil que, dependientes del Ministerio de Seguridad Pública y con un Cuartel General de tipo nacional en el número 1 la vía Bar-Lev de Jerusalén, incluyen unas cien mil personas, siendo treinta y cinco mil empleados y el resto voluntarios que participan en determinadas actividades a tiempo parcial y que reciben un adiestramiento más o menos intenso para esa función. Para ponerse en contacto con ellos se dispone de un teléfono centralizado en todo el país, en su caso el 110.
Como informan en su página web son el brazo de aplicación de la Ley y por ello la Policía de Israel se ocupará de la prevención de los delitos y del enjuiciamiento de los delincuentes, de su arresto, del mantenimiento de los prisioneros y del mantenimiento del orden público y de la seguridad, obligaciones que figuran en una ordenanza de 1971 y en otros documentos posteriores. Básicamente cubren cometidos de lucha contra la delincuencia, orden público, control del tráfico en carreteras y seguridad interna; hay un cierto núcleo de agentes asignado a labores preventivas que buscan evitar el tráfico de drogas, la violencia, las violaciones, las actividades del crimen organizado, la distribución de juguetes peligrosos o el ruido elevado, y otro que se centra en lo que es la información criminal con el análisis y la elaboración de todo tipo de documentación y certificados que, como el de antecedentes penales o el que inhabilita de la entrada al país, se producen para el uso por parte de terceros.


En la organización de esta estructura de carácter estatal, que es gestionada por un Comisario General, se postula por una distribución de efectivos por distritos regionales -central, sur, norte, Cisjordania que engloba a Judea y Samaria, costa con nueve estaciones y dos mil doscientos efectivos, Tel Aviv y Jerusalén-, en departamentos -investigación e inteligencia, recursos humanos, logística, planificación, tráfico, seguridad y vigilancia comunitaria, ,…- y en unidades adscritas a funciones -Asesoría Jurídica, control de la inmigración, delitos económicos, relaciones internacionales,…-.
Importante es lo que son sus unidades especiales más operativas. En ellas se incluyen a la “Yasam” que se suele desplazar en motos de gran cilindrada, cubre cometidos antiterroristas en los distritos, se fundamenta en personal que ha evolucionado desde los antiguos grupos de granaderos y proviene en muchos casos de la estructura militar o de la Policía de Fronteras, y se puede distinguir por su indumentaria con uniformidad grisácea y notable poder ofensivo; la “Yaman” que es el núcleo de asalto policial que fundamenta su carácter en acciones de contraterrorismo y de rescate de rehenes en las que es común que actúen con perros especialmente adiestrados; la “Magav” que se ocupa de tareas relacionadas con la vigilancia fronteriza y se identifica por su uniformidad verdosa similar a la militar, incluyendo en su organización a la unidad encubierta CBS especializada en monitorizar actividades terroristas para evitarlas; los artificieros especialistas -su curso de entrenamiento básico dura seis o más meses- en neutralizar artefactos con los que se intentan realizar acciones como sabotajes o ataques con bombas; la “Unidad 105” que actúa en la prevención de la violencia contra menores; el grupo “Blade 433” especializado en temas cibernéticos, o la “Unidad 33” que aglutina a aquellos llamados “gedeones” que están especializados en inteligencia operativa y en capacidades de seguimiento y combate.


Para acabar este reportaje les hablaremos un poco del proceso en que se recluta y adiestra a estos agentes se centra en un proceso inicial de capacitación que tiene lugar, tras la finalización con éxito del proceso de selección de aquellos candidatos que cumplen con los parámetros iniciales que se les exigen, en la Academia Nacional que está ubicada en el Ella Valley, en la zona industrial de Beit Shemesh. Se les exige un contrato de servicios mínimos de cinco años, en el cuál los dos primeros se focalizan en lo que es la preparación general y específica, lo que se considera como período de prueba. Las prórrogas de servicio se hacen por periodos de cinco años adicionales. Como compensación al trabajo la Policía de Israel ofrece, además del salario, ayudas que incluyen vacaciones anuales en determinados hoteles, becas educativas, viajes en transporte público, préstamos económicos, la posibilidad de ocupar plazas en residencias policiales y servicios médicos.
Como apunte final, apuntar que en las estadísticas de 2018 se han conseguido las menores tasas de criminalidad en casos por cada mil personas, un 34,6% inferiores a las cifras de diez años antes y que la valoración por parte de la ciudadanía es positiva en el 72% de los encuestados que incluyen también a ciudadanos árabes.





Texto: Octavio Díaz Cámara® Fotos: Israel Policía
Este artículo fue publicado en el número de la Revista Táctical Online Agosto 2019.
