Texto: Octavio Díez Cámara ® Fotos: Octavio Díez Cámara ®

Los ejércitos de los diferentes países son, usualmente, estructuras programadas, organizadas y equipadas en épocas en las que no hay alarmas a las que hacer frente, como es el caso de las Fuerzas Armadas españolas. Sí es verdad que diferentes acontecimientos económicos o de índole más global influyen en determinadas decisiones, como es el caso que nos ocupa en estas páginas.

Hoy, en una situación de calma general en lo que a tensiones directas se refiere, se mantiene una cifra de 2.800 militares y guardias civiles desplegados en cuatro continentes para llevar a cabo distintas operaciones en el marco de misiones internacionales y de diplomacia de la Defensa/Seguridad Cooperativa que incluyen desde FINUL (United Nations Interim Force In Lebanon) en Líbano, actuando como “cascos azules” para evitar enfrentamientos entre Líbano e Israel, a la presencia de un Subgrupo Táctico Mecanizado reforzado con unidades de apoyo al combate y de apoyo Logístico en Letonia en el marco de la Presencia Avanzada Reforzada (EFP, Enhanced Forward Presence) para intentar desescalar posibles tensiones con Rusia. El Ejército de Tierra (ET), contribuye activamente con amplios contingentes a estas últimas, la Armada mantiene navíos desplegados en operaciones como la designada “Atalanta” que se desarrolla en el Índico, mientras que los cazabombarderos EF-18M “Hornet” y EF-2000 “Eurofighter” del Ejército del Aire (EA) son habituales en activaciones en las que, acompañados por personal que despliega en tierra en tareas de apoyo y Seguridad, patrullan los cielos de los países del norte de Europa actuando como Policía Aérea del Báltico (PAB).

En buena parte de esos despliegues se hace hoy patente, y es una necesidad a la que ya han respondido distintos países de nuestro entorno más próximo, una realidad: que los combatientes sean más letales y eficaces en sus posibles acciones, por lo que se requiere de un sistema de puntería eficiente, compacto, fiable, robusto y adaptado tanto a enfrentamientos próximos (CQB, Close Quarter Battle) como a otros más generalizados de ámbito convencional o asimétrico/híbrido.

Necesidad contrastada

En los años ochenta del siglo pasado comenzó la introducción de importantes lotes de los fusiles de asalto CETME (Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales) L/LC del calibre 5,56×45 milímetros en un intento de reemplazar a los sólidos y efectivos CETME C del 7,62x51mm, encontrando en ambos modelos la carencia de un raíl superior donde situar un elemento óptico/optrónico de puntería de empleo generalizado. Sí es verdad que la Infantería de Marina, como fuerza expedicionaria y de élite que es, introdujo en sus “fusas” L/LC un raíl y el visor británico SUSAT (Sight Unit Small Arms Trilux) que por sus buenas prestaciones, y tras el reemplazo de los CETME por sus sustitutos, acabaron montando también en algunas de sus ametralladoras ligeras y medias.

Con la llegada del cambio de siglo, y tras un dilatado proceso de evaluación de nuevos modelos de armas de asalto que incluyó ejemplares israelíes, franceses, canadienses o belgas, el Ministerio de Defensa, a través de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), decidió adquirir el G36E -por Export– de la germana Heckler & Koch recamarado para el 5,56x45mm de uso generalizado en el ámbito de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Unas noventa mil de esas armas fueron entregadas. Junto a ellas se fueron añadiendo lotes, cada vez más generalizados pero en todo caso pequeños, de las variantes más compactas G36KV ó G36C que por su cañón más corto son más idóneas para determinados cometidos en los que se busca una mejor maniobrabilidad y versatilidad en las acciones de fuego asociadas al combate.

Los G36E venían equipados con un asa de transporte y puntería que integraba un visor de puntería óptico clásico no especialmente eficiente, por lo que tan pronto se tuvo que desplegar en Afganistán e Iraq surgió la necesidad urgente de adaptarlos, optándose en una decisión poco elaborada y en buena medida derivada de la premura que llevó a situar un raíl sobre el asa -que queda especialmente alto en su ubicación- y así poder fijar allí un visor de tipo holográfico (HWS, Holographic Weapon Sight) de EOTech que encontramos ahora en todo tipo de unidades del ET, el EA o la Armada.

Con el paso de los años, y teniendo en cuenta realidades como el que esos elementos de puntería por su ubicación y características no han dado el resultado pretendido o que aquellos que forman parte de unidades de Operaciones Especiales (OE’s) y de élite las han ido sustituyendo por otros modelos tan pronto han dispuesto de créditos específicos para ello, se plantea ya la necesidad de iniciar un programa más generalizado para resolver una situación que, a mi entender, pronto puede derivar en problemática.

Decirles que en el devenir de los años fueron incorporándose por parte de algunos a modo personal las ópticas Trijicon ACOG (Advanced Combat Optical Gunsight) de 4 aumentos que llegaron junto con las ametralladoras ligeras MG4, que otros colectivos optaron por alguno de los excelentes pero caros sistemas SpecterDR 1-4x que fabrica la canadiense Elcan o que incluso se recibió un lote de visores israelíes MARS (Multi-purpose Aiming Reflex Sight).

Más generalizada fue la decisión que llevaría a unidades de distinta adscripción, realidad militar y dinámica operativa a decidirse por un sistema de puntería que lleva varias décadas, convenientemente evolucionado en modelos y prestaciones, siendo el máximo referente con el que otros se comparan. Nos referimos al visor entre los visores, el módulo de punto rojo inventado por la firma sueca Aimpoint -comenzó su andadura comercial en 1975 y hoy cumple 45 años de actividad- y mejorado a lo largo de los años para dar lugar a una gama que hoy incluye propuestas tan novedosas e interesantes como los CompM4, CompM5 y Micro destinados a armas personales y otros modelos más elaborados idóneos para ametralladoras pesadas o lanzagranadas automáticos.

Desde principios de siglo se han ido promocionando los Aimpoint entre aquellos colectivos que tenían una necesidad más perentoria al ser destacados de forma regular a Zona de Operaciones para realizar allí sus cometidos o por parte de los que, por su realidad y experiencia de adiestramiento, habían contrastado que la óptica de punto rojo (RDS, Red Dot Sight) sueca era mucho más eficiente para apuntar más rápido y de forma más certera que el concepto holográfico suministrado a la mayoría. Así, el EA se hizo pronto con lotes de los Aimpoint CompM2 y CompM4 que fueron a parar a unidades como el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA), la Escuadrilla de Honores o el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC), situándolos, en una clara demostración de versatilidad y resistencia, tanto en sus fusiles G36 como en armas tipo PDW (Personal Defense Weapon) y hasta en las ametralladoras medias MAG del 7,62×51 asentadas tanto en bípodes como en trípodes. En el ET fue primero el Mando de Operaciones Especiales (MOE) quien, analizando las prestaciones reales de lo que Aimpoint ofertaba, decidió incorporar algunos lotes de visores de punto rojo robustos y funcionales para personal de los Equipos Operativos de sus Grupos de Operaciones Especiales (GOE’s)/Bandera de Operaciones Especiales (BOEL) o de su selecto y secreto núcleo antiterrorista, la Unidad de Operaciones Especiales (UOE). Algunos efectivos de esas unidades también incorporaron como solución complementaria el uso de módulos magnificadores 3x de Aimpoint, para tener una más clara y precisa percepción del punto de impacto en el que alcanzarían a su objetivo. Más recientemente, ha sido la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Armada la que, aprovechando que ha cambiado su fusa por el también germano HK416, ha decidido proveerse con visores Aimpoint Micro que son muy compactos y están pensados para resistir tanto lanzamientos paracaidistas en las modalidades de alta cota HALO/HAHO (High Altitude Low Opening/High Altitude High Opening) como travesías buceando con equipos de circuito cerrado que no emiten burbujas delatadoras de la presencia propia.

¿Y el resto?

En el seno de las FAS españolas se han sucedido a lo largo de la última década varios intentos de abordar, en la medida de que es una necesidad clara, el proceso de reemplazo de los visores holográficos. En la actualidad, con apoyo del Ministerio de Defensa, se están iniciando avanzados programas de renovación de capacidades que, como el Fuerza 2035 del ET o el de la Guerra Naval Especial en 2030 -de éste detalla muchos aspectos el coronel Pedro Antonio Martínez Rodríguez de Lema en el número de febrero de 2020 de la Revista General de Marina-, deberán concretarse en los próximos años para incidir en la mayor efectividad de los ejércitos y sus combatientes para hacer frente a las amenazas ya conocidas y a aquellas que puedan ir surgiendo.

Las unidades de OE’s, como ya hemos apuntado y como líderes que son en diversos aspectos relacionados con el combate más puro y clásico, han ido apostando ya por las capacidades técnicas que les ofrecen los visores RDS de Aimpoint para dotar tanto a sus fusiles de asalto, que son su arma principal, como para equipar a subfusiles, PDW’s, escopetas, ametralladoras y otros sistemas de armas. Como también han podido contrastar la capacidad de esos sistemas optrónicos en condiciones reales, duras, difíciles y exigentes, tenemos claro que su conocimiento del potencial de los sistemas de punto rojo de Aimpoint es más que acertado. El que sigan apostando por ese concepto, deja clara su idoneidad a todos aquellos que tuviesen alguna duda.

Sabemos que otros colectivos de élite, como la Infantería de Marina de la Armada -puede leerse el artículo “Visores de combate cercano: Aimpoint vs Eotech” del capitán Jorge Tierno Rey publicado en el Boletín de Infantería de Marina nº 17-, ya llevan un tiempo analizando las diferentes soluciones que se les ofrece desde diversos ámbitos industriales. Otros colectivos, que irían desde las tropas de La Legión a los paracaidistas dentro del ET, y que también podrían incluir a núcleos más especializados como los de Policía Militar o hasta aquellos empeñados en cometidos de Inteligencia, podrían ser beneficiarios del potencial de los modelos más recientes de Aimpoint. Incluso, determinado personal que tenga que extraer de sus armas una mayor precisión podrá lograrlo recurriendo a modelos como el reciente CompM5b que incluye la posibilidad de introducir regulaciones en altura y lateralidad para lograr impactos extremadamente certeros cuando se combina con módulos magnificadores ópticos Aimpoint 3x ó 6x.

Más interesante aún es el que los analizadores responsables de los ejércitos se planteen ya el reemplazo de aquellos sistemas de puntería hoy en uso generalizado -los holográficos ya desgastados y conceptualmente algo caducos- por otros que aporten una mayor resistencia, una mejor fiabilidad, una duración mucho más larga de las pilas, una mejor compatibilidad con equipos de visión nocturna de última tecnología, un tamaño más compacto que no interfiera en situaciones CQB, un menor peso añadido al arma a la que se fijan, un… Son cualidades y capacidades demostradas de sobra por Aimpoint pues sus productos son usados en cientos de miles de unidades por los ejércitos de Estados Unidos, Francia, Italia, Noruega, Suecia y otros muchos países que, con una capacidad económica más amplia que la española, suelen escoger lo mejor para sus tropas de cara a obtener productos que son especialmente rentables por su larga vida útil, funcionalidad y capacidades.

Sería óptimo, y desde estas páginas les animamos a ello, abordar ya una evaluación intensa del potencial de modelos como el CompM5 o el Micro para, junto a otras posibilidades de punto rojo ofertadas también por la sueca Aimpoint, dotar a los fusiles G36 de difusión generalizada. Serían de lo más idóneo para apuntar ametralladoras, subfusiles y hasta para complementar a las ópticas clásicas de los “sniper”. Una decisión positiva en ese sentido puede asumirse en un plazo especialmente rápido y con un coste muy rentable y contenido. Podrían adquirirse en un gran lote, con la notoria reducción de costes económicos asociados a la Logística de un nuevo equipo, en unos pocos años, para así contar pronto con ellos.

Transitoriamente, ya algunas fuentes hablan de que el fusil de asalto actual pronto deberá sustituirse por otro modelo. Si se avanza en esa vía, y se han adquirido los visores de Aimpoint, podría equiparse con ellos a la solución escogida, pues el acoplamiento a los raíles estandarizados Mi Std-1913 se podría realizar en unos pocos minutos.

Animamos así a que los responsables interesados contacten con AASIAS.com para poderles informar de las capacidades técnicas reales de nuestros productos y efectuar cualquier tipo de demostración de uso real que les deje claro que se trata de los mejores sistemas de puntería disponibles hoy por hoy.

Texto: Octavio Díaz Cámara ® Fotos: Octavio Díaz Cámara ®

Este artículo se publicó en el número de la Revista Táctical Online Marzo 2020.

Tactical Online Marzo 2020